(Cinco Días, 24-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo
El Banco de España se suma al optimismo económico y eleva en cuatro décimas el crecimiento para 2026
Aunque ha sido la última institución en hacerlo público y el calendario está ya muy avanzado, la revisión al alza de las previsiones del Banco de España no ha sorprendido a nadie. El tono optimista que en las últimas semanas han mostrado numerosos organismos, tanto nacionales como internacionales, sobre la evolución de la economía española hacía prever este ajuste. Las nuevas estimaciones se sitúan, además, en línea con el consenso: el supervisor calcula que el PIB crecerá un 2,9% en 2025, exactamente la misma tasa que prevé el Gobierno y tres décimas más que en su proyección anterior, publicada en septiembre. La mejora no se limita al próximo año. El mayor dinamismo de la actividad genera un efecto de arrastre que se traslada a los ejercicios posteriores. Así, el Banco de España eleva su previsión de crecimiento para 2026 hasta el 2,2%, cuatro décimas por encima de lo estimado hace tres meses, y sitúa la de 2027 en el 1,9%, dos décimas más. De cumplirse este escenario central, la economía española lograría en 2027 reducir de forma sostenida la tasa de paro por debajo del 10%, un umbral que no se ha superado de manera estable desde 2008. En su informe, de 61 páginas, la institución que preside José Luis Escrivá atribuye esta revisión a varios factores. Por un lado, los sólidos avances del PIB en el segundo trimestre, con un crecimiento del 0,7%, y en el tercero, del 0,6%, permiten anticipar con mayor claridad el cierre del ejercicio y despejar parte de las dudas que pesaban sobre la actividad, especialmente en el ámbito comercial. A ello se suma la revisión al alza del crecimiento de 2024 realizada por el Instituto Nacional de Estadística el pasado 19 de septiembre, que elevó la cifra en tres décimas y mejora automáticamente el punto de partida de las nuevas proyecciones. Por otro lado, el Banco de España destaca la solidez de la demanda interna, impulsada por un consumo privado que "ha superado las expectativas", en particular en bienes duraderos como muebles, vehículos, electrodomésticos o maquinaria. También otorga una valoración más positiva al sector exterior, apoyada en el fuerte empuje de las exportaciones de servicios no turísticos, entre los que figuran actividades como las financieras, la construcción, el comercio, las telecomunicaciones, la informática o el transporte. A la espera de los datos del PIB del cuarto trimestre, los indicadores más recientes no apuntan a una pérdida de impulso. El informe señala que la economía española mantendría un crecimiento sólido, con una tasa trimestral estimada entre el 0,6% y el 0,7%, un ritmo que prácticamente duplicaría el de la media de la zona euro. Durante el horizonte de previsión del Banco de España, que abarca algo más de dos años, el principal motor del crecimiento será el consumo privado. Este avance estará respaldado por la llegada de inmigrantes y por el aumento de la renta disponible de los hogares, sustentado en la creación de empleo y en las subidas salariales. No obstante, esta fortaleza irá moderándose de forma gradual, lo que también se reflejará en una desaceleración progresiva del conjunto de la economía, aunque España seguirá creciendo por encima de sus principales socios. Según el organismo, el escenario central contempla una convergencia paulatina hacia tasas más cercanas al crecimiento potencial, que se sitúa en torno al 2%. La tasa de ahorro, actualmente en niveles elevados, tenderá a reducirse en los próximos años, si bien permanecerá por encima de su media histórica. La inversión será el otro gran pilar del crecimiento, junto al consumo privado. Este componente se verá impulsado por la ejecución de los fondos europeos -vigentes hasta 2026-, por unos tipos de interés que facilitan la financiación de familias y empresas, y por el buen tono del sector de la construcción. En contraste, el consumo público se mantendrá prácticamente estable, mientras que la aportación de la demanda exterior será negativa en 2025 y 2026, pasando a ser ligeramente positiva en 2027. El Banco de España advierte de una desaceleración gradual tanto en la llegada de turistas internacionales como en las exportaciones de servicios no turísticos, tras el fuerte repunte observado desde la pandemia, a medida que estas partidas normalicen su crecimiento. En cuanto a las exportaciones de bienes, se prevé un comportamiento débil en 2025, con una recuperación posterior. Este avance se verá limitado por los malos resultados del sector del automóvil y del gas en sus ventas a la zona euro, un lastre que solo se compensará parcialmente con la mejora del sector farmacéutico.
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