(Cinco Días, 31-07-2025) | Mercantil, civil y administrativo
La Reserva Federal mantiene tipos en el 4,5% pese a las presiones de Trump
La Reserva Federal apuesta por una quinta pausa consecutiva y deja sin cambios el precio del dinero ante la incertidumbre que se mantiene sobre el impacto real de la guerra comercial. Quinta pausa consecutiva. La Reserva Federal (Fed) mantiene los tipos de interés en la franja comprendida entre el 4,25% y el 4,5%, tramo en el que quedaron fijados en diciembre, cuando el banco central hizo su última rebaja en el precio del dinero, justo antes de que el presidente de EEUU, Donald Trump, jurara el cargo. Desde entonces, la Fed se ha instalado obstinadamente en una estrategia de "esperar y ver", convencida de que la guerra comercial es la responsable de que "la inflación siga alta" y quiere conocer el impacto real de los aranceles sobre la economía del país antes de retomar la desescalada en los tipos. Las bolsas tornaron al rojo tras la rueda de prensa de Powell, con un duro discurso sobre futuros recortes. El Nasdaq se dejaba un 0,11%, mientras que el S&P y el Dow Jones cedían un 0,36% y un 0,66%, respectivamente. Si bien Wall Street ya descontaba desde hace días la decisión de ayer, esta choca frontalmente con los deseos del presidente de EEUU, que horas antes de que el banco anunciara su decisión volvió a reiterar ayer en sus redes sociales la necesidad de un recorte de tipos, aprovechando el buen dato de PIB que también se conoció ayer. Lo cierto es que la economía del país dio muestras de una mayor resistencia de lo esperado, con un avance del PIB del 3% en el segundo trimestre del año, frente a una contracción del 0,5% entre enero y marzo. Powell definió ayer esta evolución como "irregular". El cambio tan drástico se debe a la guerra comercial, que ha distorsionado las estadísticas de crecimiento. Powell celebró que EEUU esté ultimando acuerdos por todo el planeta, incluyendo el tratado con la Unión Europea, que "mantiene el tipo efectivo (de los aranceles) sin muchos cambios"; pero al mismo tiempo, reconoció que "todavía sigue habiendo mucha incertidumbre". Luces y sombras en los datos que ponen a la Fed en una situación casi imposible. Por un lado, la inflación volvió a repuntar en junio, hasta el 2,7%. Lo hizo al ritmo más rápido de los últimos doce meses, respaldando las tesis más pesimistas del banco central. Y el PIB disparado en el 3%, lo que demuestra que la economía está lejos de enfriarse, escenario que justificaría una rebaja de tipos. Por el contrario, las últimas cifras también hablan de un parón en el mercado de la vivienda a consecuencia de los altos tipos de interés y un desplome en el último trimestre de la inversión empresarial, tanto por el alto coste del dinero como por la incertidumbre comercial. Los índices de paro todavía no preocupan y se consideran bajos, pero lo cierto es que la tasa de desempleo ya se ha afianzado por encima del 4% y crece mes a mes, situándose en su nivel más alto desde 2021, en plena crisis pospandemia. Aunque la Reserva Federal no ha dado pistas de cuál será su hoja de ruta para después del verano, los analistas creen que en septiembre se producirá el primer recorte de tipos de este año, aunque Powell insistió ayer en que "no hemos tomado una decisión todavía sobre qué ocurrirá en septiembre". Lo que sí dejó claro es que serán los datos y no la política los que guíen sus pasos: "Asegurar un banco central independiente es un pacto institucional que ha servido bien a los ciudadanos hasta ahora; nos tenemos que guiar por los datos, no por aspectos políticos". La cita de septiembre será especialmente importante, ya que también está previsto que los gobernadores actualicen entonces sus previsiones de cara a los próximos meses. El mercado está atento a la reacción de Trump ante la decisión de ayer de la Fed, con la duda de si forzará o no el relevo al frente del banco central. La campaña en contra del presidente de la institución, Powell, se ha intensificado en las últimas semanas, especialmente tras la visita sorpresa del inquilino de la Casa Blanca a las obras de la sede de la Fed en Washington, donde intentó dejar en evidencia a su anfitrión por su gestión en la reforma multimillonaria del cuartel general del regulador del mercado financiero. Ayer, Powell le restó importancia, y aseguró que "la visita fue agradable, a pesar de que no es habitual que un presidente de EEUU visite la sede de la Fed". Además, recordó que el proyecto de reforma se inició hace ya más de una década, antes de su llegada a la presidencia de la Fed. Relevo o no, hay mucha incertidumbre en torno al banco central y el futuro de los tipos, con las posiciones cada vez más polarizadas. Aunque Powell no ceda ante las presiones de Trump, lo cierto es que la campaña en su contra ya ha abierto una brecha en el seno del organismo. En Wall Street, tampoco hay consenso entre inversores y analistas. Mientras que los consejeros delegados de grandes bancos, como David Solomon (Goldman Sachs), se inclinan a favor de relajar la política monetaria, otros, como Jamie Dimon, defienden la cautela de Powell e insisten en la difícil posición de equilibrio en la que se encuentra.
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