(Cinco Días, 31-07-2025) | Mercantil, civil y administrativo

La economía europea ha estado marcada durante los últimos seis meses por las tensiones comerciales impulsadas por el presidente estadounidense, Donald Trump. En el segundo trimestre de 2025, el producto interior bruto (PIB) de la zona euro apenas creció un 0,1%, su menor ritmo en los últimos 18 meses, según datos de Eurostat. El conjunto de la Unión Europea registró un avance del 0,2%, lo que pone en evidencia que el buen comportamiento observado a comienzos de año -con subidas del 0,6% en la eurozona y del 0,5% en la UE- respondió más a factores coyunturales que a una tendencia sostenida.

Buena parte de estos resultados económicos se explican por las consecuencias de la guerra comercial. Durante los tres primeros meses del año, muchas empresas estadounidenses adelantaron sus compras para evitar los aranceles anunciados, lo que impulsó temporalmente la actividad. Sin embargo, con la entrada en vigor de esas tarifas en abril, la demanda se ha frenado. A esto se suma la apreciación del euro, que ha subido cerca de un 13% en lo que va de año frente al dólar, encareciendo así las exportaciones europeas.

Alemania, el país con mayor peso económico en la zona euro, refleja bien esta dinámica. Su economía, muy dependiente de la industria exportadora -especialmente en sectores como el automóvil, la química y la maquinaria- se benefició inicialmente de las compras anticipadas de EE. UU., lo que le permitió crecer un 0,3% en el primer trimestre, su mejor dato desde el inicio de la guerra en Ucrania. Sin embargo, entre abril y junio volvió a registrar una caída del 0,1%.

Según Carsten Brzeski, economista jefe de ING para macroeconomía, el impulso inicial dado por las exportaciones alemanas se ha desvanecido y el impacto de los aranceles comienza a notarse. Advierte, además, que esta tendencia negativa podría continuar en el tercer trimestre, pese a que existe un marco de entendimiento comercial entre la UE y Estados Unidos. En su análisis, estima que los aranceles del 15% podrían restar entre 0,1 y 0,2 puntos al crecimiento del PIB alemán.

Italia muestra un comportamiento similar. Su economía también se expandió un 0,3% al inicio del año, para luego retroceder un 0,1% en primavera. Como Alemania, depende en gran medida de las exportaciones al mercado estadounidense.

En contraste, España presenta un panorama más favorable. Al tener menos exposición al mercado de EE. UU., los efectos del proteccionismo norteamericano han sido limitados. Su economía continúa creciendo con fuerza: un 0,7% en el último trimestre. Factores como la creación de empleo, que ha superado los 22 millones de ocupados, y una inversión sólida apoyada en los fondos europeos de recuperación, han consolidado a España como uno de los países con mejor evolución económica en la UE. Portugal también ha mostrado un buen desempeño, con un crecimiento del 0,6% en el segundo trimestre.

Irlanda representa un caso atípico. Debido a su fiscalidad favorable, muchas multinacionales -especialmente estadounidenses y también chinas- establecen allí sus filiales, lo que distorsiona los datos del PIB. Así, mientras en el primer trimestre su economía creció un 7,4%, en el segundo se contrajo un 1%. A pesar de esa caída, la comparación anual arroja un crecimiento del 16,2%. No obstante, Irlanda es uno de los países europeos más expuestos a los nuevos aranceles, ya que acoge fábricas de importantes farmacéuticas estadounidenses que exportan desde allí a su país de origen.

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