(Expansión, 12-06-2025) | Mercantil, civil y administrativo

Washington mantendrá los aranceles sobre los productos importados desde China en un 55%, al tiempo que eliminará las restricciones sobre tecnología, mientras que Pekín aplicará un arancel del 10% y reanudará el envío de tierras raras. "Nosotros nos quedamos con un 55% en aranceles, China se queda con el 10%. ¡La relación es excelente! ¡Gracias por su atención!", anunció el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a través de sus redes sociales, dando a conocer el nuevo entendimiento alcanzado entre ambos países. Este pacto supone una nueva pausa en la guerra comercial mientras se sigue negociando un acuerdo definitivo.

Trump también reveló que se suspenderá la revocación de visados a estudiantes chinos en Estados Unidos, permitiéndoles continuar sus estudios en universidades del país. "¡Siempre estuve de acuerdo con esto!", comentó el mandatario, dando a entender que la amenaza anterior fue solo una táctica de presión. Además, destacó que "China adelantará el suministro de imanes y tierras raras".

Aunque en un primer momento se presentó como un gran logro para la política proteccionista de Trump, fue el secretario de Comercio, Howard Lutnick, quien aclaró más adelante los detalles del acuerdo alcanzado en Londres tras dos intensas jornadas de negociaciones que concluyeron el martes por la noche.

El pacto aún no entra en vigor, ya que requiere la firma oficial de ambos jefes de Estado. Sin embargo, queda claro que Trump lo ve como una victoria, mientras que muchos expertos se cuestionan por qué Xi Jinping aceptaría este acuerdo, teniendo en cuenta la posición de fuerza de China en el mercado global de tierras raras, del cual controla el 90%. Estas materias primas son esenciales en sectores como la automoción eléctrica y la industria militar.

En realidad, el acuerdo actual replica las condiciones ya establecidas semanas atrás en Ginebra, aunque Trump ha presentado los números de forma que parecen más favorables para Estados Unidos. Entonces, se pactó que Washington reduciría los nuevos aranceles al 30% y China los dejaría en el 10%. Lo anunciado ahora no varía respecto a ese escenario.

La cifra del 55% en aranceles que Trump destaca incluye impuestos heredados de su propia administración anterior y del mandato de Joe Biden. Estas tasas no estaban contempladas en las conversaciones recientes, ni en Ginebra ni en Londres. Por lo tanto, el porcentaje total nunca ha cambiado realmente.

Respecto a las visas para estudiantes chinos, Trump las usó como amenaza tras acusar a China de incumplir el pacto suizo durante la tregua de 90 días. En paralelo, endureció las restricciones a las exportaciones tecnológicas hacia China, particularmente en el ámbito de los chips y la inteligencia artificial, con un doble objetivo: forzar a Pekín a hacer concesiones y desviar la atención en medio del caos judicial provocado por una sentencia del Tribunal de Comercio Internacional de EE.UU., que declaró ilegales muchos de los aranceles.

La reacción del Gobierno chino fue inmediata: suspendió completamente las exportaciones de tierras raras, que ya estaban limitadas desde el inicio de la guerra comercial. La reanudación del diálogo se produjo tras una conversación telefónica entre los presidentes de ambas potencias la semana pasada, lo que permitió retomar la vía diplomática y organizar las negociaciones en Londres. La delegación estadounidense estuvo encabezada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el de Comercio, Howard Lutnick, quien expresó su "gran satisfacción con los resultados alcanzados".

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