(El País, 09-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo
El buen comportamiento de la economía española en términos generales está reforzando la confianza del tejido empresarial. Las compañías del país muestran una visión más optimista sobre el futuro que sus equivalentes europeas, pese al clima internacional de incertidumbre y tensiones comerciales. El porcentaje de empresas que espera que su actividad mejore supera en 23 puntos al de aquellas con perspectivas negativas; en el promedio europeo, ambas posturas están equilibradas. Otro indicador de ese ánimo positivo es que el 36% de las sociedades prevé invertir para ampliar su capacidad productiva, diez puntos por encima de la media de la Unión Europea. Además, una de cada cuatro ha diversificado sus orígenes de importación durante el último año para protegerse de los riesgos geopolíticos, superando también en este ámbito al promedio comunitario, según una encuesta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) publicada este martes.
Las proyecciones apuntan a que España volverá a ser el gran país del euro que más crecerá este año. La diferencia será notable: todos los organismos nacionales e internacionales anticipan un avance que, como mínimo, duplicará el previsto para el conjunto de la eurozona, lastrado por la debilidad económica de Alemania y la inestabilidad política y económica de Francia. La buena evolución del empleo en España y el fuerte aumento poblacional debido a la inmigración explican parte de este escenario y se reflejan en el mayor optimismo empresarial.
Este clima favorable, no obstante, debe matizarse. La presencia de las empresas españolas en los mercados globales es elevada: el 63% exporta o importa, una proporción que crece conforme aumenta el tamaño de la compañía y que justifica su preocupación por la coyuntura internacional. El 24% de las firmas ha ampliado la lista de países de los que se abastece, un aumento respecto al año anterior y una cifra superior a la media europea (19%). Esto responde, en buena medida, a la inquietud provocada por la guerra arancelaria iniciada por Estados Unidos y el aumento de las tensiones geopolíticas.
Hasta un 55% de las empresas españolas -frente al 43% en la UE- considera que las disrupciones logísticas y de transporte dificultan su actividad. Seis de cada diez, al igual que en el promedio comunitario, señalan que la adaptación a nuevas normas y certificaciones supone un freno adicional, y casi la mitad opina lo mismo sobre los recientes cambios en aduanas y aranceles. En contraste, muestran una valoración más positiva que la media europea respecto al acceso a financiación, que perciben como menos limitado. Esto se verifica en otras cifras: solo un 2,9% afirma tener restricciones financieras y un 27% disfruta de crédito bancario en condiciones ventajosas, frente al 6,1% y al 11% en la UE.
De acuerdo con el estudio del BEI, dos tercios de las más de 600 empresas españolas consultadas -de un total de más de 12.000 en la UE- creen que la normativa medioambiental no afectará negativamente a su actividad o incluso supondrá una oportunidad. Además, el 74% se muestra preocupado por los efectos del cambio climático, frente al 68% del conjunto europeo. Más del 94% ha adoptado medidas para reducir su huella ambiental, especialmente reduciendo residuos (77%) y mejorando la eficiencia energética (69%).
Las empresas españolas cuentan también con una presencia femenina ligeramente mayor que la media europea tanto en los puestos directivos como en la propiedad: un 26% y un 15%, frente al 25% y al 13% en la UE. La adaptación a los nuevos retos también se aprecia en el terreno digital. Las compañías del país son más propensas a implementar tecnologías digitales: su adopción ha crecido del 59% en 2024 al 66% este año (frente al 51% comunitario), especialmente en grandes corporaciones y en el sector industrial. La encuesta revela que la mitad de las empresas españolas utiliza de forma habitual herramientas de inteligencia artificial generativa para mejorar sus procesos, mientras que en la UE lo hace un 37%.
A pesar del clima general de confianza, la incertidumbre sigue siendo el principal desafío: más del 80% de los empresarios españoles la considera la mayor barrera a la inversión, un porcentaje similar al europeo. Este obstáculo procede en gran medida del exterior. Nueve de cada diez firmas perciben una fragmentación excesiva dentro del propio mercado comunitario, debido a diferencias regulatorias y normativas de protección al consumidor. También señalan como obstáculos frecuentes la regulación empresarial, la escasez de profesionales con las competencias necesarias y las exigencias de la legislación laboral.