(El Economista, 25-09-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Estados Unidos ha cumplido con lo pactado en el acuerdo comercial con la Unión Europea firmado en agosto. La Casa Blanca publicó esta tarde una orden que modifica los aranceles aplicados a las importaciones procedentes de Europa, reduciendo la tasa general al 15%. El cambio más relevante afecta a los automóviles, la gran preocupación de Bruselas: el nuevo tipo se aplicará con carácter retroactivo desde el 1 de agosto, por lo que el Tesoro estadounidense reembolsará a los fabricantes europeos lo cobrado de más durante los dos últimos meses.
El compromiso, rubricado entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, Donald Trump, ya contemplaba esa retroactividad. A cambio, la UE debía rebajar los modestos aranceles que imponía a ciertos productos estadounidenses, algo que se materializó el 28 de agosto. Hasta entonces, los vehículos europeos soportaban un gravamen del 27,5%, resultado de sumar un 25% adicional impuesto por Trump al 2,5% que ya existía.
El acuerdo también beneficia a otros sectores, como el de aeronaves, componentes de avión, medicamentos genéricos y determinados metales, aunque en este último caso la reducción entró en vigor a partir del 1 de septiembre. El resto de bienes europeos ya disfrutan desde principios de mes de la tarifa reducida del 15%.
El anuncio tuvo un impacto inmediato en los mercados: los ADR (certificados que permiten negociar en dólares acciones extranjeras fuera de Wall Street) de los fabricantes alemanes subieron hasta un 3%. Mercedes lideró las alzas, seguida por Volkswagen y Porsche, con un 2,5%. En cambio, los títulos de Renault y Stellantis apenas variaron.
Las grandes automovilísticas europeas -al igual que las japonesas, coreanas y estadounidenses- venían encadenando advertencias de beneficios por culpa de los aranceles. La rebaja al 15% supone un respiro para las compañías del continente, que ya enfrentan la presión de la competencia china y que consideran a Estados Unidos uno de sus principales mercados de exportación.
La paradoja es que este arancel uniforme del 15% resulta en muchos casos más bajo que el que soportan las empresas estadounidenses, obligadas a pagar elevados gravámenes sobre acero, aluminio y piezas extranjeras. Así, el sector europeo podría competir con ventaja frente a sus rivales norteamericanos, un escenario muy distinto al que el propio Trump pretendía generar con su política arancelaria.