(Expansión, 20-06-2025) | Laboral

Según los datos del Módulo sobre jóvenes en el mercado laboral 2024 de la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 62,5% de los jóvenes de entre 16 y 34 años que están empleados o tienen experiencia laboral considera que su formación académica se corresponde con el trabajo que desempeñan o desempeñaron por última vez. En cambio, un 29,2% cree que su nivel educativo está por encima de lo requerido por ese empleo.

Este estudio, elaborado con la colaboración de Eurostat (la Oficina Estadística de la Unión Europea), se basó en una muestra de 10.750.300 jóvenes de entre 15 y 34 años, con el objetivo de analizar la relación entre sus estudios y su situación laboral. Entre quienes están actualmente trabajando, un 65,8% ve adecuado su nivel de estudios para su puesto, y un 26,2% lo percibe como superior. Por su parte, entre quienes no trabajan pero tienen experiencia laboral previa, el 53,8% cree que su formación era adecuada, mientras que el 37,1% opina que estaba sobrecualificado.

En cuanto a las competencias laborales, el 72,2% de los jóvenes con empleo o experiencia laboral considera que sus habilidades encajaban bien con las exigencias del puesto, y un 22,1% opina que sus capacidades estaban por encima de lo requerido. Entre los ocupados, estos porcentajes se sitúan en el 74,5% y el 20,7%, respectivamente, y entre los no ocupados, en el 66,3% y el 25,9%. Por nacionalidad, el 64,1% de los jóvenes españoles o con doble nacionalidad siente que su nivel de estudios se adecuaba a su empleo, frente al 55,5% de los jóvenes con nacionalidad extranjera.

Otro aspecto analizado es la relación entre la especialidad de los estudios cursados y el trabajo desempeñado. El 45,9% de los jóvenes ocupados señala que su campo de estudios coincidía en gran medida o totalmente con las exigencias de su empleo. Un 18,9% considera que el ajuste fue parcial, y un 13,2% afirma que no había ninguna relación. Al separar por situación laboral, el 50,4% de los ocupados reconoce un alto grado de ajuste entre su especialidad y su empleo, mientras que entre quienes no trabajan pero tienen experiencia, este porcentaje baja al 33,7%. En cuanto a la nacionalidad, el 48,5% de los españoles o con doble nacionalidad ve una buena correspondencia entre estudios y empleo, frente al 34,3% de los extranjeros.

De la población analizada, el 15,3% (es decir, 1.647.800 personas) abandonó algún tipo de estudio reglado. Las principales causas fueron la falta de interés o la inadecuación del programa formativo (40,3%), el deseo de incorporarse al mercado laboral (18,4%) y motivos personales como mudanzas, desmotivación, conflictos académicos o interés en otras actividades (15,1%). En cuanto al nivel educativo en el que se produjo el abandono, el 22,3% dejó los estudios en etapas básicas o equivalentes a la Educación Secundaria Obligatoria, y el 22% lo hizo durante estudios universitarios de hasta 240 créditos. La mayoría de quienes abandonaron los estudios (93,7%) interrumpió un solo programa educativo, mientras que el 6,3% dejó más de uno.

Al analizar estos datos por situación de actividad, el abandono escolar fue más frecuente entre los desempleados (25,6%), en comparación con los ocupados (16,7%) y los inactivos (12,2%). Por edad, más de la mitad de los jóvenes entre 15 y 24 años (52,5%) dejó los estudios por cuestiones relacionadas con el programa formativo, porcentaje que se reduce al 36,4% entre los de 25 a 29 años. Para los de 30 a 34 años, la principal causa fue la preferencia por trabajar (31,7%).

Existen también diferencias notables según el sexo y la nacionalidad. En el caso de las mujeres extranjeras, el 21,3% interrumpió sus estudios por motivos familiares, como casarse, cambiar de residencia por su pareja, asumir tareas domésticas o cuidar de familiares. En cambio, para las mujeres españolas (y con doble nacionalidad), los hombres españoles y los extranjeros, el principal motivo de abandono fue el contenido del programa educativo, con un 41,8%, 46,1% y 25,4%, respectivamente.

Finalmente, las diferencias por sexo son marcadas en algunos motivos específicos: el 69,4% de quienes dejaron los estudios para trabajar eran hombres, mientras que las mujeres representaron el 71,1% de los casos en los que se alegaron razones familiares o de cuidado. También hubo más hombres que mujeres entre quienes citaron el programa formativo como razón para abandonar (63,5% frente a 36,5%).

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