(El Economista, 28-10-2025) | Laboral

La Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre revela que 962.400 personas -de las cuales 852.100 son asalariadas y 110.300 autónomas- faltaron a su puesto de trabajo por enfermedad o incapacidad temporal. Se trata del dato más alto registrado hasta ahora en un periodo del año especialmente sensible, ya que concentra la mayor parte de vacaciones y permisos, reduciendo así el número de personas efectivamente activas. Si se excluyen las ausencias por descanso estival, los problemas de salud afectaron al 5% de los ocupados y al 5,3% de los asalariados, cifras que marcan un máximo histórico, incluso por encima de los niveles alcanzados durante la pandemia.

En septiembre, España contaba con casi 22,4 millones de ocupados, de los cuales 19,2 millones no estaban de vacaciones durante la semana de referencia utilizada por el INE. Esto supone un aumento del 2,7% respecto a 2024, el mismo ritmo de crecimiento que se observa en las ausencias por vacaciones, que afectaron a 3,2 millones de personas.

Por otro lado, 1,2 millones de trabajadores se ausentaron por distintos motivos. En el 81% de los casos, la causa fue una enfermedad o incapacidad temporal (las citadas 962.400 personas), siendo la única categoría que muestra un incremento interanual. Los permisos por maternidad o paternidad cayeron un 2,5%, los afectados por ERTE bajaron un 17,3%, y otras causas no especificadas, un 3,4%. Desde el tercer trimestre de 2019, las ausencias por motivos de salud han aumentado un 85,3%.

Este fenómeno se relaciona con el debate sobre el absentismo laboral, entendido como las ausencias imprevistas que complican la organización de las empresas. Durante el verano, cuando la plantilla disponible ya está reducida por vacaciones, estas bajas generan dificultades operativas y costes adicionales para las compañías.

De acuerdo con la EPA, las bajas médicas e incapacidades temporales son la principal causa de ausencia no relacionada con el descanso. Esto no es nuevo, ya que siempre ha sido así, salvo durante la pandemia, cuando los ERTE se situaron como el motivo predominante.

Aunque el absentismo se asocia principalmente a los trabajadores asalariados, el incremento de las bajas también se ha extendido entre los autónomos, que deben interrumpir su actividad por motivos de salud. Aunque su peso sigue siendo menor, desde 2019 el número de autónomos afectados ha crecido un 86,1%, con un aumento del 13,9% en el último año. En el caso de los asalariados, las ausencias han subido un 85,1% desde 2019, aunque el repunte anual ha sido más moderado (4,1%). En conjunto, las faltas al trabajo aumentan a un ritmo interanual del 5,8%.

Pese a que el número de ausencias (962.400) marca un récord histórico en verano, sigue por debajo del máximo absoluto de 1,1 millones alcanzado en el segundo trimestre, algo atribuible a que el INE registra menos ocupados activos en la época estival. Se espera, no obstante, que las cifras vuelvan a repuntar en los próximos trimestres.

Más allá del crecimiento en términos absolutos, lo más significativo es el aumento del peso relativo de las bajas sobre el empleo total. Según la EPA, el 4,3% de los ocupados faltó al trabajo por motivos de salud, un porcentaje que sube al 4,5% entre los asalariados y al 3,4% entre los autónomos. Aunque son cifras algo inferiores a las de otros trimestres, representan los niveles más altos en un verano desde que existen registros y superan ampliamente los de 2019 (2,7%). Este análisis, sin embargo, no considera el efecto de las vacaciones, que no impacta igual en todos los trimestres y puede dar la falsa impresión de que las bajas disminuyen en verano.

Si se toma como referencia solo el empleo efectivo -es decir, quienes no están de vacaciones en el momento de la encuesta-, se obtiene una visión más precisa. En ese grupo, el 5,02% de los ocupados no trabajó por enfermedad o incapacidad, el porcentaje más alto de la serie histórica en un verano, solo comparable al del primer trimestre de 2022, afectado por la ola de la variante ómicron. Esto demuestra que el aumento de las ausencias no se debe únicamente a que haya más trabajadores, sino a un incremento real de las bajas médicas.

El repunte ha sido más acusado entre los asalariados, que han pasado del 3,2% en 2019 al 5,3% actual, alcanzando un máximo histórico. En los autónomos, la cifra ha subido del 2,1% al 3,7%, aunque la brecha entre ambos grupos se ha ampliado notablemente desde 2022.

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