(Cinco Días, 19-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo

La reunión europea más trascendental de los últimos años concluyó de madrugada con un acuerdo político relevante en apoyo a Ucrania y con un nuevo aplazamiento del pacto comercial con Mercosur. Tras más de 16 horas de negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, reunidos en Bruselas, decidieron emitir eurobonos por valor de 90.000 millones de euros para cubrir las necesidades financieras de Kiev. Sin esos recursos -que Ucrania solo tendría que devolver a sus socios europeos si Rusia acaba pagando por los daños causados por su guerra- el país invadido corría el riesgo de quedarse sin fondos en marzo del próximo año.

La medida se concibe como una solución inmediata para atender la urgencia del momento. A más largo plazo, los líderes europeos se comprometen a seguir analizando la posibilidad de un "préstamo de reconstrucción" respaldado por los activos rusos congelados en la UE. Sin embargo, la oposición de Bélgica -país que custodia la mayor parte de esas reservas- y las reticencias del resto de socios a concederle las garantías necesarias para mutualizar el riesgo frustraron esa opción.

De esta cumbre salen claramente debilitados el canciller alemán, Friedrich Merz, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El equilibrio político en Europa está cambiando, y los gobiernos nacionalpopulistas han impuesto sus posiciones. Alemania defendía utilizar los activos rusos como instrumento para garantizar la financiación de Ucrania, frente a la oposición de la Hungría de Viktor Orbán y de la Bélgica gobernada por el nacionalista flamenco Bart de Wever. Berlín también aspiraba a cerrar el acuerdo comercial con América Latina. Finalmente, el pacto con Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) se aplaza hasta enero, y será el contribuyente europeo -y no los activos rusos- quien respalde el esfuerzo bélico ucraniano.

Hace años, la excanciller Angela Merkel afirmó que no habría eurobonos "mientras ella viviera". En los últimos días, Merz había insistido en que el objetivo era recurrir a los activos rusos y evitar la deuda común. No obstante, la UE recurre a los eurobonos por segunda vez en menos de cinco años, tras la experiencia de la pandemia. Ahora lo hace ante el riesgo existencial que supondría la quiebra de Ucrania y su posible derrota frente a la Rusia de Vladímir Putin.

La cumbre, celebrada durante todo el jueves, estuvo marcada por la incertidumbre. Con Bruselas bloqueada por las protestas de los agricultores, Francia y Polonia se oponían al acuerdo con Mercosur, aunque fue finalmente la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien presionó para retrasarlo hasta enero. Meloni habló con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, le reiteró su apoyo al pacto, pero pidió unas semanas -como máximo un mes- para contener las presiones internas. "Después de casi 26 años de negociaciones, un retraso de tres semanas es asumible", defendió Von der Leyen, responsable de la política comercial de la UE.

El eje central de la reunión, sin embargo, fue Ucrania. Kiev obtendrá la financiación necesaria, aunque sin el fuerte simbolismo que se buscaba: que Rusia asumiera directamente el coste de los daños causados. La UE no logró activar los activos del Banco Central ruso congelados por las sanciones. En su lugar, los Estados miembros recurrirán a los mercados financieros para captar 90.000 millones de euros, respaldados por el margen presupuestario comunitario, con el fin de sostener a Ucrania durante los próximos dos años.

Además, algunos países considerados cercanos a Moscú quedarán al margen del esquema financiero. El acuerdo establece que la República Checa, Hungría y Eslovaquia no asumirán obligaciones financieras en este plan.

Ucrania evita así la bancarrota y asegura los fondos necesarios. No obstante, la última cumbre del año -tras meses especialmente duros para la UE y en un contexto internacional marcado por el regreso de Donald Trump y una relación distinta con Estados Unidos- deja un regusto amargo. El objetivo mayoritario era crear un mecanismo simbólico de apoyo utilizando las reservas rusas congeladas. Aunque se insiste en que se seguirá trabajando en esa dirección, no se ha alcanzado.

"Hemos cumplido el compromiso de financiar a Ucrania durante los próximos dos años con 90.000 millones de euros y hemos acordado que solo devolverá ese dinero cuando Rusia pague por los daños de la guerra. Además, mantendremos inmovilizados los activos rusos hasta que eso ocurra", afirmó de madrugada el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, junto a Ursula von der Leyen. Ambos hablaron de deber cumplido. En la misma línea se expresó Merz: "Creo que es una solución pragmática y eficaz, con el mismo efecto que la que debatimos durante tanto tiempo -la movilización de los activos rusos-, pero que era claramente demasiado compleja", concluyó tras la maratoniana reunión.

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