(Cinco Días, 30-10-2025) | Mercantil, civil y administrativo

Ante el temor de una desaceleración económica y el riesgo de que los precios se descontrolen, la Reserva Federal (Fed) ha optado por priorizar el crecimiento. Este miércoles, el Banco Central de Estados Unidos anunció una reducción de los tipos de interés de 0,25 puntos porcentuales, situándolos en un rango entre el 3,75% y el 4%. Es la segunda bajada consecutiva, tras la realizada en septiembre, con el objetivo de reactivar la actividad económica.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, dejó abierta la posibilidad de que el organismo haga una pausa en su próxima reunión de diciembre antes de decidir si continúa modificando los tipos. También destacó la falta de consenso dentro del Comité: algunos miembros defienden recortes más profundos, mientras que otros prefieren mantener la cautela. "Seguimos enfrentando riesgos en ambas direcciones", afirmó Powell durante la rueda de prensa posterior a la reunión. "Hubo posturas muy diversas sobre cómo proceder en diciembre. Una nueva reducción no es un hecho inevitable", recalcó el economista estadounidense, subrayando las discrepancias internas. En la sesión, Stephen Miran votó a favor de un recorte de medio punto, mientras que Jeffrey R. Schmid se inclinó por mantener las tasas sin cambios.

"Todavía no hemos tomado una decisión para diciembre. Nunca las anticipamos, y en este caso, menos aún", insistió Powell. Estas declaraciones provocaron una reacción inmediata en los mercados: el índice S&P 500, que hasta entonces registraba ganancias, terminó la jornada con una caída cercana al medio punto.

A pesar del cierre parcial del Gobierno estadounidense -provocado por la falta de acuerdo presupuestario entre republicanos y demócratas-, los indicadores apuntan a una pérdida de impulso económico. Los últimos datos revelan una moderación en el empleo y una caída de la confianza del consumidor por tercer mes consecutivo, influida por la incertidumbre, el encarecimiento de la vida y los nuevos aranceles impuestos por el presidente Donald Trump.

Powell reconoció que el panorama ha cambiado: "Durante mucho tiempo, el principal riesgo fue la inflación, pero ahora observamos señales de debilidad en el empleo y un entorno más incierto. Por eso, la política monetaria, que había sido algo restrictiva, debería moverse hacia una posición más neutral". De esta manera, dejó entrever que podría mantener los tipos estables en la próxima reunión.

Este jueves se publicará el dato de crecimiento del PIB del tercer trimestre, que servirá para medir la magnitud de la desaceleración. La economía estadounidense enfrenta el riesgo de caer en estanflación -bajo crecimiento con alta inflación-, un escenario especialmente perjudicial para hogares y empresas. Los precios siguen subiendo: en septiembre, la inflación general y la subyacente aumentaron hasta el 3%, superando el objetivo de la Fed.

El efecto de los aranceles también fue un tema central. "Esperamos un incremento temporal de la inflación mientras los aranceles se trasladan a la cadena de producción", explicó Powell. "Una vez que todos están en vigor, dejan de generar presión adicional, pero el impacto sobre los precios ya genera descontento entre los consumidores", añadió. Muchas empresas lograron amortiguar el golpe reduciendo márgenes o adelantando compras, aunque esa estrategia parece estar llegando a su fin.

En este contexto, la Fed continúa intentando equilibrar sus dos objetivos fundamentales: estabilidad de precios y pleno empleo. Las últimas revisiones muestran un deterioro mayor al esperado en la creación de puestos de trabajo, aunque la tasa de paro sigue baja, en el 4,3%. Los economistas atribuyen esta aparente contradicción al endurecimiento de las políticas migratorias de Trump, que ha reducido la oferta laboral: hay menos contrataciones, pero también menos personas dispuestas a trabajar.

Las señales de enfriamiento se extienden al mercado inmobiliario. Según el índice S&P CoreLogic Case-Shiller, los precios de la vivienda en agosto crecieron al ritmo más lento en dos años. El sector podría sufrir un mayor freno debido a los despidos de empleados públicos por los recortes del Gobierno y las consecuencias del shutdown, que ha dejado a miles de funcionarios sin cobrar.

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