(Expansión, 12-05-2025) | Mercantil, civil y administrativo

La disponibilidad de viviendas destinadas al alquiler habitual se ha desplomado drásticamente en varias ciudades españolas desde 2020, siendo Barcelona la más afectada con una caída del 84%. Le siguen Palma de Mallorca, Sevilla y Granada, con descensos del 73%, y Madrid con una reducción del 71%. Hace tan solo unos años, hablar de la dificultad para acceder a una vivienda requería matizar que se trataba de "zonas tensionadas". Hoy, la escasez de vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los ciudadanos, según revela el CIS, y el Banco de España advierte de que esta situación representa una amenaza para el crecimiento económico, ya que obstaculiza la movilidad laboral, limita la capacidad de atraer talento en zonas productivas, y afecta tanto al ahorro como a la natalidad entre los jóvenes.

La oferta de vivienda en alquiler, que podría haber aliviado la presión sobre los precios de compraventa, también se ha visto duramente golpeada. Las medidas regulatorias, como los topes a los precios del alquiler y la legislación contra los desahucios, han retraído a muchos propietarios, provocando un desplome del 56% en la oferta total desde 2020, según datos de Idealista. En las grandes ciudades el impacto ha sido aún más severo: en Barcelona, por cada seis viviendas disponibles para alquiler de larga duración antes de la pandemia, ahora solo queda una.

Este fenómeno afecta especialmente a las principales capitales de provincia. Además de las ya mencionadas, Las Palmas de Gran Canaria ha perdido un 70% de su oferta, San Sebastián un 65%, Málaga un 64%, Valencia un 63% y Bilbao un 61%. En total, catorce grandes ciudades han sufrido una reducción superior al 50% en su stock de alquiler. A ellas se suman otras doce con descensos de entre el 40% y el 50%, como Zaragoza, Burgos, Cádiz o Córdoba. En contraste, solo cinco capitales -Cuenca, Segovia, Soria, Huesca y Badajoz- han visto crecer la oferta de viviendas en alquiler, todas de tamaño reducido.

Este desplome generalizado responde, por un lado, al crecimiento poblacional, que ha generado una demanda muy superior al ritmo de construcción de nueva vivienda. Muchos de estos nuevos hogares no pueden acceder a una hipoteca, lo que eleva la presión sobre el mercado del alquiler. Por otro lado, las limitaciones para actualizar las rentas han incentivado que los inquilinos no se muevan de sus viviendas, lo que reduce la rotación. Además, el control de precios en zonas tensionadas ha hecho que muchos propietarios opten por retirar sus viviendas del mercado de alquiler o destinarlas a otros usos, como el alquiler temporal o familiar. No obstante, el mayor golpe a la oferta, según diversos analistas, ha sido la entrada en vigor del Real Decreto antidesahucios, que ha generado inseguridad jurídica y desincentivado la puesta en alquiler de muchos inmuebles.

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