(El País, 20-09-2024) | Fiscal

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha instado a los países a aprobar antes de finalizar el año la reforma que implementa un impuesto mínimo global para las multinacionales. Este plan, cuyo diseño fue acordado hace tres años por más de 140 países, debía haberse completado a mediados de 2024. Sin embargo, tras varios retrasos, la OCDE ha urgido a los responsables políticos a acelerar las negociaciones. "Existe un compromiso total entre los miembros de la OCDE para lograrlo", afirmó Manal Corwin, directora de impuestos del organismo, durante un evento en el que varios países en desarrollo se sumaron a la iniciativa. "La urgencia es alta, y lograr avances antes de fin de año es una de mis principales prioridades", añadió. Algunas regiones, como la Unión Europea, ya han avanzado en este sentido, pero potencias como China, India y Estados Unidos aún están rezagadas, lo que ha frenado el avance global del impuesto mínimo.

El plan se basa en dos pilares: el primero, que ha progresado más lentamente, busca redistribuir las bases imponibles de las grandes multinacionales en las jurisdicciones donde generan ingresos, aunque no tengan presencia física en esos territorios. Este pilar aún no ha alcanzado su fase final de aprobación. El segundo, que está en sus etapas finales, establece un impuesto mínimo del 15% sobre las multinacionales, para garantizar que sus beneficios sean gravados a ese porcentaje, independientemente de que operen en países con baja tributación. La Unión Europea ya adoptó este compromiso el año pasado, y España dio luz verde al anteproyecto de ley que incorpora la directiva comunitaria, quedando pendiente solo su aprobación por parte del Congreso.

Este impuesto afectará a las empresas con ingresos consolidados iguales o superiores a 750 millones de euros. A diferencia del impuesto vigente en cada país, este nuevo marco fiscal se aplicará sobre el resultado contable ajustado, que se asemeja más al beneficio neto, en lugar de la base imponible, lo que permitirá una mayor recaudación.

El objetivo principal de la medida es incrementar los ingresos fiscales y frenar el desvío de beneficios hacia territorios con impuestos reducidos, una práctica que ha prevalecido desde los años 90 y que ha generado importantes pérdidas para las arcas públicas. La directiva europea sigue los principios del segundo pilar del proyecto BEPS, impulsado por la OCDE, que busca combatir la erosión de las bases imponibles y la transferencia de beneficios. En 2021, más de 140 países acordaron implementar este impuesto mínimo del 15% para las grandes empresas.

La intención final es garantizar que las multinacionales contribuyan al menos con el 15% a las finanzas públicas. Los países podrán intervenir si una multinacional que opera en un territorio de baja tributación paga menos impuestos de los debidos. Por ejemplo, si una empresa española paga solo un 10% en un país extranjero, Hacienda podrá exigir que abone la diferencia hasta alcanzar el 15%. Este mecanismo se aplicará de manera similar en otros países. Aunque aún no se ha calculado con precisión el impacto en la recaudación, en España esta norma podría afectar a 126 grupos empresariales nacionales y a 707 multinacionales con filiales en el país. La normativa establece algunas excepciones, como organismos públicos, ONG y fondos de pensiones.

A pesar de que inicialmente se esperaba que la medida entrara en vigor a comienzos de este año, su implementación se ha retrasado y finalmente se aplicará con efectos retroactivos a partir de 2024. Hace pocas semanas, la Comisión Europea advirtió a España que podría llevarla ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) si no transponía a tiempo la directiva. Otros países, como Polonia, Letonia, Lituania, Chipre y Portugal, también han recibido advertencias similares.

El Gobierno español ya había aprobado un tipo mínimo del 15% en el impuesto de sociedades (y del 18% para sectores como la banca y el petróleo), pero este solo se aplica sobre la base imponible. Ahora, siguiendo la normativa de la OCDE, la nueva medida afectará al resultado contable, es decir, al beneficio neto, aunque admite algunos ajustes.

¿Cómo funcionará este nuevo sistema? Si una multinacional o gran empresa española tributa por debajo del 15% en alguna de las jurisdicciones en las que opera, se le aplicará un impuesto complementario para asegurar que la tasa efectiva sea del 15% en cada país. Este impuesto adicional se divide en tres tipos: nacional, primario y secundario.

El impuesto complementario nacional se aplicará a las entidades del grupo que operen en España y no alcancen el tipo mínimo del 15%. Si ya superan este porcentaje, no se verán afectadas. El impuesto complementario primario se activará cuando la matriz de un grupo multinacional esté en España y reciba ingresos de filiales en el extranjero con tributación inferior al 15%. Finalmente, el impuesto complementario secundario será un mecanismo de cierre para filiales en España cuyos ingresos no alcancen esa tasa mínima.

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