(El País, 02-07-2025) | Mercantil, civil y administrativo

El Banco Central Europeo (BCE), al igual que otras instituciones internacionales, lleva tiempo alertando sobre los riesgos que genera la incertidumbre global -como conflictos comerciales, guerras o tensiones geopolíticas- en la evolución de los precios. A pesar de ello, la inflación se ha mantenido estable en torno al 2%, que es precisamente el objetivo a medio plazo que el BCE se ha marcado. Según datos de Eurostat, en junio la tasa de inflación de la zona euro se situó exactamente en ese nivel: el 2%.

"La incertidumbre ha sido la palabra dominante en el debate público en las últimas semanas", reiteró la presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante el foro de Sintra celebrado este lunes. Aunque este factor se encuentra entre los elementos clave en la estrategia de política monetaria de la institución, lo cierto es que, por ahora, los precios no han registrado grandes oscilaciones a consecuencia de ello. La guerra comercial, por ejemplo, no ha generado una presión notable sobre la inflación en Europa, en parte porque la Unión Europea todavía no ha respondido de forma efectiva y está a la espera de resolver las negociaciones.

Además, la debilidad del dólar, provocada por la inestabilidad de la política económica del expresidente estadounidense Donald Trump, ha abaratado el coste de la energía -que se paga en dólares-, lo que ha contribuido a contener el aumento de los precios. De hecho, en el índice armonizado de precios al consumo, la energía ha restado presión inflacionaria. Sin embargo, los servicios sí han experimentado una subida notable, alcanzando una tasa del 3,3%. Este sector, que tiene el mayor peso dentro del IPC, fue el último en verse afectado por el repunte de precios, y ahora está mostrando resistencia a la baja.

En cuanto a la inflación subyacente -que excluye los componentes más volátiles como la energía, los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco-, esta se ha mantenido estable respecto al mes anterior, situándose en el 2,5%. Con este leve repunte, será clave observar la evolución de la inflación en los próximos meses para ver si se ajusta a las previsiones del BCE. La institución espera cerrar el año con una media del 2%. Como durante la primera mitad del año los datos han estado algo por encima de ese nivel, se necesitaría que en el segundo semestre los precios se mantuvieran por debajo para lograr esa media.

No obstante, el BCE debe considerar también las diferencias en la inflación de cada uno de los 20 países que integran la zona euro, lo que complica la aplicación de una política uniforme. En junio, por ejemplo, algunos países registraron tasas de inflación elevadas, como Eslovaquia (4,6%) o Estonia (5,2%). En este último, además, es probable que los precios sigan subiendo por la introducción de nuevos impuestos para financiar el aumento del gasto en defensa.

En el extremo opuesto están países como Chipre, con una inflación del 0,5%, o Francia, con un 0,8%. Sin embargo, estos países no son los que más influyen en el índice general de la eurozona, ya que su peso económico es menor. Los que sí tienen mayor impacto -como Alemania, España o Italia- presentan datos más cercanos al objetivo del BCE: Alemania cerró junio con una inflación del 2%, España con un 2,2% e Italia con un 1,7%.

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