(El Periódico, 08-07-2024) | Mercantil, civil y administrativo

"El Nuevo Frente Popular (NFP) está preparado para gobernar", declaró este domingo Jean-Luc Mélenchon, el protagonista de la noche, tras conocerse que la coalición que ha unido a toda la izquierda francesa logró, en una remontada histórica, frenar el avance de la extrema derecha en la segunda vuelta de las elecciones legislativas. La alianza progresista ha conseguido 182 escaños, mientras que el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen, que lideró la primera vuelta, ha quedado en tercer lugar con 143 diputados, superada también por la coalición macronista Ensamble (Juntos) con 168 parlamentarios en una Asamblea Nacional donde la gobernabilidad seguirá siendo un desafío.

Una vez más, Le Pen se queda a las puertas. El bloqueo formado por los grupos de izquierda y macronistas ha logrado contener el avance ultra y ahora esta compleja alianza tiene la opción de formar un gobierno, ya que el NFP necesitará el apoyo de la coalición del presidente Emmanuel Macron para alcanzar los 289 diputados que otorgan la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

Consciente de que su figura es la que más rechazo genera entre los macronistas, Mélenchon no tardó ni diez minutos, tras conocerse estos resultados, en lanzar la primera advertencia al presidente: "Emmanuel Macron tiene el deber de llamar al Nuevo Frente Popular a gobernar (...) Nuestro pueblo ha descartado la peor solución", afirmó en Rotonde Stalingrad, el lugar donde La Francia Insumisa celebró el resultado. Los asistentes respondieron con gritos y cánticos de "El pueblo unido jamás será vencido".

Una hora y media después de las encuestas, el primer ministro, Gabriel Attal, anunció su dimisión: "Esta disolución no la elegí y me negué a someterme a ella". Según fuentes del Elíseo, Macron no nombrará inmediatamente a un nuevo primer ministro, sino que optará por la "prudencia" ante unos resultados que aún pueden cambiar esta noche. El presidente quiere esperar a que la Asamblea Nacional tome forma antes de nombrar a un nuevo jefe de Gobierno.

Lo que sí está claro es quién no será primer ministro. En el Parque Floral, bastión de la extrema derecha, se escuchaba: "Oh, la lá. No es posible". Eran los militantes de Reagrupamiento Nacional en una sede donde decenas de botellas de champán francés preparadas para la celebración quedaron intactas. No había nada que celebrar entre los lepenistas, cuya líder prefirió criticar a Macron: "Su situación es insostenible".

"La alianza deshonrosa y los peligrosos acuerdos electorales realizados por Emmanuel Macron y Gabriel Attal con la extrema izquierda privan a los franceses de una política de recuperación", afirmó el candidato de RN a primer ministro, Jordan Bardella, quien insistió en que el grupo ultra "ha logrado el avance más importante de su historia". Pero los números no son favorables para el partido de Le Pen. El propio Bardella ya había dejado claro durante la campaña que solo se postularía si obtenía mayoría absoluta.

Ahora, surgen dudas sobre cuál será el próximo paso: coalición, cohabitación o un Ejecutivo técnico, y cuándo Francia tendrá un nuevo gobierno, tras las intenciones de Macron filtradas por el Elíseo, ya que la Constitución no establece un calendario específico, aunque el 18 de julio se celebre la primera sesión de la Asamblea Nacional. Es Macron quien debe dar el primer paso y proponer a un primer ministro. Lo único que está claro es que no puede volver a convocar elecciones hasta dentro de un año.

Desde primera hora de la mañana, los colegios electorales fueron testigos de una importante movilización de la ciudadanía francesa. Muchos empiezan hoy las vacaciones y madrugaron para poder votar y salir de la capital. A las 12:00 horas, los datos de participación eran del 26,63%, un punto más que en la primera vuelta y casi 8 puntos más que en 2022.

A las 17:00, el porcentaje volvía a marcar récords con un 59,71%, algo más que en la primera vuelta, cuando había votado un 59,39%. No se registraban cifras tan altas desde 1981, especialmente en las provincias, donde la participación se disparó en zonas como Bouches-du-Rhône, con un 34,59%, Corrèze, con un 33,88%, y Cantal, con un 33,48%. En cambio, la participación más baja se registró en un distrito de París, Seine-Saint Denis.

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