(Expansión, 15-05-2025) | Mercantil, civil y administrativo

Los bancos europeos están aprovechando la corriente a favor de la simplificación regulatoria, impulsada por los informes de Mario Draghi y Enrico Letta sobre cómo mejorar la competitividad de la economía de la UE, para presionar a los reguladores con el fin de reducir la carga normativa en distintos ámbitos.

En las últimas semanas, las principales asociaciones bancarias han publicado diversos documentos en los que reclaman una reducción de las exigencias regulatorias. Uno de los más destacados fue el informe "Menos es más", presentado en abril por la Federación Bancaria Europea (EBF), que aboga por una revisión integral del marco normativo que afecta al sector.

La EBF ha puesto especial énfasis en la necesidad de simplificar la normativa relacionada con la sostenibilidad, que considera excesivamente compleja y plagada de solapamientos y contradicciones. La semana pasada, solicitó al Efrag -el organismo encargado de regular las obligaciones de información no financiera- una mayor coordinación con otras instituciones, como la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y la Comisión Europea, así como el uso de metodologías comunes para evitar duplicidades.

Otras organizaciones del sector también se han sumado a estas reivindicaciones. La Asociación Europea de Cajas de Ahorros (ESBG) ha pedido a la Junta Única de Resolución (JUR) un enfoque más práctico en los test que se exigirán a las entidades para evaluar su capacidad de resolución ante una crisis. Las cajas de ahorros critican la complejidad de los requisitos actuales y alertan de los elevados costes que implica el cumplimiento normativo, especialmente en cuanto a la recopilación de datos.

Además, el sector bancario exige una revisión profunda de la normativa europea sobre el acceso a los datos financieros, conocida como FIDA, que pretende ampliar las obligaciones ya establecidas por la directiva PSD2 en cuanto a la apertura de información a terceros. Las entidades consideran que esta regulación resulta excesivamente exigente y poco operativa. Más allá de la vía documental, la banca europea ha intensificado en las últimas semanas sus contactos directos con los reguladores. En abril, los principales responsables de la Autoridad Bancaria Europea, José Manuel Campa y François-Louis Michaud, mantuvieron al menos ocho reuniones con altos ejecutivos de bancos como Santander, BBVA, Nordea o Commerzbank, así como con representantes de la EBF y la ESBG, según sus agendas públicas.

Algunas instituciones europeas también han comenzado a trabajar para mejorar la eficiencia regulatoria. El Banco Central Europeo ha creado un grupo de trabajo, liderado por su vicepresidente Luis de Guindos, para explorar posibles áreas de simplificación dentro del marco supervisor. Por su parte, el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, respaldó esta semana la necesidad de aligerar las normas, argumentando que el sector ha mostrado su solidez ante crisis recientes como la del Covid. Su postura es compartida por los responsables del Banco de España, José Luis Escrivá, y del Banco de Italia, Fabio Panetta, quienes también se han mostrado favorables a revisar la complejidad normativa vigente.

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