(Cinco Días, 19-09-2025) | Mercantil, civil y administrativo

Con los inversores adaptándose al nuevo rumbo de la política monetaria en Estados Unidos, el Tesoro español aprovecha la reciente mejora en la calificación crediticia y las favorables perspectivas de crecimiento para avanzar en su plan de financiación. En su primera subasta tras el alza de la nota por parte de S&P, el organismo que dirige Paula Conthe cerró septiembre con la colocación de 5.436,3 millones de euros en deuda a medio y largo plazo. La confianza de los mercados se reflejó tanto en el mercado primario como en el secundario: apenas unos días después de que la prima de riesgo descendiera a 55 puntos básicos -su nivel más bajo en 19 años-, la demanda superó los 10.503 millones, casi el doble de la oferta.

El tramo más destacado fue el de deuda a tres años, con 2.080 millones adjudicados en bonos con vencimiento en 2028 al 2,217%, ligeramente por encima del 2,171% registrado en la subasta anterior. En obligaciones a 2035, el Tesoro colocó 1.980 millones al 3,234%, también por encima del 3,2% previo. La mayor subida de rentabilidad se produjo en la referencia a 30 años: en títulos con vencimiento en 2054 se captaron 1.380 millones al 4,07%, el interés más alto desde el otoño de 2023.

Mientras la Reserva Federal comienza a actuar para contener un mayor deterioro del empleo, el Banco Central Europeo mantiene la calma con los tipos en el 2%. Tras dos reuniones consecutivas sin cambios, la hoja de ruta futura es incierta. Todo apunta a que, tras el cierre del ciclo de recortes, el coste de financiación se estabilizará, condicionado por la evolución económica, el contexto internacional y el apetito de los inversores.

Con el calendario de emisiones de septiembre ya completado, la atención del mercado se dirige ahora a la tradicional colocación sindicada de final de año, uno de los hitos más relevantes para el Tesoro. El contexto es favorable: además de cumplir con todas las operaciones previstas para el noveno mes del ejercicio, la mejora de rating por parte de S&P y la revisión al alza de las previsiones económicas del Gobierno refuerzan las condiciones. El pasado viernes, con los mercados cerrados, la agencia elevó la calificación de España a A+, su primera subida en seis años, respaldada por el fuerte crecimiento económico, la baja exposición al ciclo estadounidense, la reducción de la deuda externa y el impulso positivo de la inmigración en el mercado laboral.

Las emisiones sindicadas, fuera del calendario ordinario, permiten captar grandes volúmenes y abrir referencias menos frecuentes con el respaldo de un grupo de bancos colocadores. Fiel a su estrategia de previsibilidad y flexibilidad, el Tesoro suele aprovechar estas operaciones tras el verano para introducir instrumentos más innovadores. En 2021, por ejemplo, emitió un bono verde, y en 2024 levantó 4.000 millones con un título a 12 años ligado a la inflación. En lo que va de 2025 ya se han recaudado 35.000 millones a través de este mecanismo, consolidando su papel como complemento clave de las subastas regulares.

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