(Cinco Días, 02-07-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Mientras los inversores observan con atención las intervenciones de los responsables de política monetaria reunidos esta semana en el foro anual de Sintra, los tesoros públicos europeos continúan adelante con sus planes de financiación. En este contexto, el Tesoro español, bajo la dirección de Pula Conthe, ha dado inicio al mes de julio con una subasta de letras a seis y doce meses, logrando captar un total de 5.379,8 millones de euros, con un resultado desigual.
En concreto, el interés de las letras a seis meses ha vuelto a caer, situándose en niveles mínimos no vistos desde octubre de 2022. En cambio, el rendimiento de los títulos a un año ha experimentado una leve subida, aunque sigue por debajo del 2% y, por tanto, sin superar la tasa de inflación.
Pese al descenso en las rentabilidades, el interés por la deuda española continúa siendo elevado. La demanda total ha alcanzado los 11.011 millones de euros, con 1.476,6 millones procedentes de pequeños inversores. Esta cifra supone únicamente el 13,4% del total, muy por debajo del porcentaje registrado en el punto álgido de popularidad de las letras, cuando superaban el 25%.
La mayor parte de la adjudicación se ha concentrado en los títulos a 12 meses, con un volumen de 4.087 millones. El ligero repunte del interés marginal hasta el 1,914%, frente al 1,893% del mes pasado, refleja que los mercados comienzan a asumir que el Banco Central Europeo (BCE) podría hacer una pausa en su ciclo de recortes. Las órdenes no competitivas, en su mayoría procedentes de pequeños ahorradores, han alcanzado los 700,38 millones, por debajo de los 1.207,75 millones de la subasta anterior.
En el caso de las letras a seis meses, se han colocado 1.292,78 millones, con un tipo marginal del 1,896%, por debajo del 1,915% registrado en la última emisión. A pesar de esta caída, la demanda minorista se ha mantenido relativamente estable, con solicitudes por valor de 776,25 millones, aunque también inferiores a los 1.209,65 millones de junio.
Tras ocho bajadas consecutivas de los tipos de interés, el mercado da por hecho un parón en la política de normalización monetaria del BCE. Esta pausa podría servir para estabilizar las rentabilidades de la deuda, algo que los perfiles inversores más conservadores verían con buenos ojos.
Aunque la inflación subió ligeramente en junio, la tasa general sigue cerca del objetivo del 2%, y la subyacente se sitúa en el 2,3%. Según Bert Colijn, economista jefe de ING, "las presiones inflacionarias han remitido claramente, ya que el crecimiento de los salarios se está moderando y la economía avanza a un ritmo lento, lo que deja margen para un nuevo recorte de tipos en otoño". No obstante, Felix Feather, economista de Aberdeen, advierte que el aumento del gasto público en defensa e infraestructuras podría generar ciertas tensiones inflacionarias. "El BCE no se precipitará con los recortes, por lo que cabe esperar una política monetaria ligeramente acomodaticia", afirma.
La apreciación del euro en lo que va de año también empieza a generar inquietud. En una entrevista con Bloomberg, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, declaró que el banco tendrá en cuenta la evolución del tipo de cambio en sus previsiones económicas. Por su parte, Martins Kazaks, gobernador del Banco de Letonia, reconoció que el fortalecimiento del euro podría afectar a las proyecciones de inflación, forzando posiblemente nuevas medidas de estímulo. "Si el euro sigue apreciándose con fuerza, esto podría presionar a la baja la inflación y perjudicar a las exportaciones, inclinando la balanza hacia otro recorte", explicó.
Aunque De Guindos no considera preocupante que el euro se acerque a los 1,20 dólares, lo que más preocupa a los responsables del BCE es la rapidez del movimiento. En apenas seis meses, la divisa europea se ha revalorizado más de un 13%, una subida récord desde la creación del euro en 1999, motivada en gran parte por la incertidumbre generada por la política económica de Estados Unidos.