(El Economista, 31-10-2025) | Laboral

Los salarios en España han experimentado un cambio profundo en los últimos años, y no precisamente para bien. El salario mínimo interprofesional (SMI) está cada vez más cerca de convertirse en el sueldo más común del país. En términos reales -es decir, descontando la inflación-, la diferencia entre el salario más frecuente y el SMI se ha reducido hasta apenas un 2,97%, cuando en 2018 era del 39,3%. Esto refleja una realidad clara: el aumento del SMI no ha generado un "efecto arrastre" sobre los sueldos medios y altos, y muchos trabajadores están perdiendo poder adquisitivo frente a la inflación.

Un estudio realizado por Fernando Pinto, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos, muestra cómo la estructura salarial española se ha ido concentrando en los niveles más bajos desde la crisis financiera. En 2009, el salario más habitual era de 15.491,59 euros anuales frente a los 8.736 euros del SMI, una diferencia de 6.755,59 euros (un 77%).

En 2018, el salario modal ascendía a 16.977,6 euros, mientras que el SMI se situaba en 10.302,6 euros, reduciendo la brecha a 6.675 euros (un 64%). Sin embargo, a partir de ese año el salario mínimo inició una fuerte escalada con el objetivo de alcanzar el 60% del salario medio, tal como establece la Carta Social Europea. En 2023, según la última Encuesta de Estructura Salarial, el sueldo más frecuente había caído un 8,6%, hasta 15.575 euros, mientras que el SMI aumentó un 46%, hasta 15.120 euros. La diferencia entre ambos quedó reducida a solo 455 euros, un 3%.

El descenso del salario modal comenzó en 2022, tras una década de relativa estabilidad, y apenas repuntó ligeramente en 2023. Pinto atribuye esta tendencia al efecto pospandemia: la rápida reactivación del turismo generó empleo, sobre todo con la incorporación de mano de obra inmigrante, pero sin un incremento proporcional de los salarios. Las mejoras salariales se concentraron en la parte baja de la escala -donde influye directamente el SMI-, sin extenderse a los tramos medios y altos.

Este fenómeno cuestiona uno de los objetivos de las subidas del salario mínimo: mejorar no solo las condiciones de los trabajadores con sueldos más bajos, sino también impulsar una mejora general del mercado laboral. Entre 2018 y 2023, el SMI subió un 46%, tres veces más que en la década anterior, pero muchas empresas no han podido absorber ese aumento. Como resultado, el SMI pasó de equivaler al 60% del salario modal en 2018 al 97% en 2023.

El análisis en términos reales, considerando la inflación -que desde 2019 acumula un 22,93%-, muestra una pérdida de poder adquisitivo aún más marcada. Pinto calcula que entre 2018 y 2023 el salario más frecuente cayó un 21,1% (de 17.453,1 a 13.773,7 euros reales), mientras que el SMI aumentó un 26% (de 10.590,1 a 13.370,4 euros). La diferencia entre ambos apenas llega al 2,93%, aunque la evolución ha sido distinta: el salario modal real se recuperó ligeramente en 2020 y 2021, pero volvió a caer con fuerza en 2022 y 2023 (un 16% acumulado).

El economista destaca el impacto de "una subida nominal del salario mínimo muy por encima del crecimiento de la productividad y del PIB per cápita", mientras que el salario más común se ha estancado o reducido en términos reales por efecto de la inflación, la fragmentación laboral y la baja productividad. Además, señala que incluso el propio SMI ha perdido valor real: en 2023 su poder adquisitivo era inferior al de 2019, ya que las subidas aplicadas (5,6% en 2020, 1,6% en 2021, 3,6% en 2022 y 8% en 2023) se vieron neutralizadas por el alza de los precios.

El estudio, basado en la Encuesta Anual de Estructura Salarial del INE (actualizada hasta 2023), no incluye las últimas subidas del SMI en 2024 (4,4%) y 2025 (5,5%). Sin embargo, la debilidad del salario mínimo en términos reales explicaría, según Pinto, la intención de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de impedir que las próximas subidas puedan absorberse mediante pluses o complementos, con el fin de que el incremento se refleje de forma directa en las nóminas.

No obstante, esta interpretación contrasta con los datos de la OCDE, que señalan que hasta abril de 2025 el SMI en España ha crecido un 3,1% en términos reales respecto a enero de 2021, una cifra inferior a la media de la organización (7,9%), pero mejor que la caída del 4,2% de los salarios reales totales en el mismo periodo.

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