(El Economista, 09-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo
El proyecto para crear un gran sistema europeo de pagos instantáneos está a punto de materializarse. La alianza EuroPA -que reúne a Bizum (activo en España y Andorra), Bancomat Pay en Italia, SIBS en Portugal y Vipps MobilePay en Noruega, Dinamarca y Finlandia- ha iniciado ya los trabajos con EPI Company (impulsora de la solución franco-alemana Wero) para formar una empresa conjunta. Esta nueva entidad actuará como organización matriz con la misión de acelerar el desarrollo de un gran operador paneuropeo. Su lanzamiento está previsto para comienzos del próximo año, contará con una dirección independiente y facilitará la incorporación de nuevos países, incluso de fuera de la zona euro, según señalan fuentes cercanas.
El propósito de esta estructura es crear un organismo sólido y duradero, que represente a todas las entidades integradas ante autoridades, supervisores y reguladores. Además, establecerá un modelo de ingresos mediante tarifas a las plataformas adheridas y dispondrá de un hub técnico central para facilitar que la infraestructura pueda ampliarse a más países. De partida, la alianza ya engloba a 15 Estados, y otros seis habrían mostrado interés en sumarse.
Con la iniciativa European Payments Alliance (EuroPA) participan España y Andorra gracias a Bizum, junto a Italia y Portugal. En mayo se incorporaron también el esquema Blik (activo en Polonia y Eslovaquia) y la plataforma Vipps MobilePay, que opera en Noruega, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Groenlandia y las Feroe, aunque no todos estos territorios han entrado en la primera fase. Por su parte, Wero -la solución de EPI- nació impulsada por bancos de Alemania, Francia y Bélgica, y sumará a Luxemburgo y Países Bajos el próximo año. Algunas entidades austriacas también han iniciado contactos.
En conjunto, todo este ecosistema cubriría una población superior a 380 millones de personas, más de 120 millones de ellas ya usuarias de los servicios de pago integrados -con Bizum como líder al superar los 30 millones de clientes-.
La estrategia para completar el mapa europeo se basa en dos líneas: acelerar la adhesión de países con sistemas similares y crear alternativas donde aún no existen. Bulgaria, Eslovenia y Finlandia entrarían en el primer grupo gracias a sus soluciones Blink, Flik y Siirto; lo mismo que Hungría, con qvik, o Rumanía con Transfond. En la eurozona, Malta, los países bálticos, Chipre y Croacia no cuentan con herramientas comparables, por lo que deberían adoptar alguna de las actuales o desarrollar sus propios esquemas.
La creación de una plataforma europea común lleva décadas sobre la mesa sin éxito. En 2024 seguía siendo un objetivo difícil por las diferencias entre actores. EuroPA siempre defendió interconectar los sistemas nacionales respetando su independencia, mientras que los bancos de EPI apostaron por Wero como una solución única a escala continental. Sin embargo, a comienzos de este año iniciaron conversaciones que avanzan con rapidez. El modelo elegido será el de interconexión que ya aplica Bizum con Bancomat Pay y SIBS, y que ha permitido ejecutar 50.000 pagos transfronterizos (más de seis millones de euros) sin siquiera anunciar el servicio.
Los sistemas nacionales conservarán su autonomía, mientras que la nueva empresa se centrará en la operativa internacional. Se plantea un funcionamiento similar al de otras organizaciones confederadas, con representación en el consejo y cuotas para financiar la sociedad matriz. La hoja de ruta prevé que los pagos entre particulares de distintos países sean posibles en el tercer trimestre de 2026 en los mercados que impulsan la iniciativa. En 2027 se extenderá al comercio electrónico y, hacia finales de ese año o comienzos de 2028, también a los comercios físicos.
El gran operador europeo estaría así plenamente operativo antes del lanzamiento del euro digital, previsto por el BCE a partir de 2029. Uno de los motivos del regulador para impulsar la moneda digital es precisamente asegurar una solución europea propia, reducir la dependencia de Visa y MasterCard y reforzar la soberanía en un servicio estratégico, especialmente después de que EE. UU. haya empleado los pagos como herramienta en su política geopolítica.