(Expansión, 05-07-2024) | Mercantil, civil y administrativo

Buscar confianza, sí, pero sin quedarse inmóviles. Esta parece ser la postura que ha adoptado el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) frente al proceso de reducción de los tipos de interés en esta nueva fase de su lucha contra la inflación. Según las actas de la última reunión de política monetaria del pasado 6 de junio, en la que se decidió recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos, los banqueros centrales debatieron sobre el nivel de confianza necesario en la trayectoria de la inflación para sentirse seguros al reducir los tipos.

"En algún momento, es necesario tomar decisiones basadas en la información disponible, incluso si esa información es menos concluyente de lo deseado", señalan las actas. Los miembros del Consejo de Gobierno destacan que "este enfoque no contradice la dependencia de los datos, ya que esperar una confirmación total implicaría casi con certeza recortar los tipos de interés demasiado tarde".

Este razonamiento ha justificado el primer descenso del precio del dinero en la zona euro, y también sirve de fundamento para los próximos meses. El BCE evalúa los riesgos de quedarse corto en su lucha contra la inflación, pero también los de pasarse y dañar excesivamente la economía. Las actas de la cumbre revelan que "las decisiones sobre el futuro siempre se deben tomar en un contexto de incertidumbre".

Por ahora, los inversores descartan la posibilidad de que el BCE vuelva a bajar los tipos el próximo 18 de julio, cuando se celebrará una nueva cumbre, aunque todas las opciones están abiertas para la reunión de septiembre.

"Es importante reconocer que un proceso de desinflación lineal y fluido en 2024 no era un requisito previo para confiar en un retorno oportuno de la inflación al objetivo", señalan los miembros de la institución presidida por Christine Lagarde. En este sentido, se espera un posible empeoramiento de los datos de inflación en los próximos meses, aunque de apenas unas décimas, algo ya previsto que no debería alterar las proyecciones a medio plazo.

No obstante, esta estrategia no será válida durante todo el proceso de relajación de las condiciones de financiación que se anticipa para el BCE. Uno de los argumentos para reducir los tipos sin una confianza total en la inflación se centró en el hecho de que, incluso con el recorte, las tasas seguirían siendo restrictivas bajo cualquier parámetro.

Así, a medida que los tipos de interés vayan bajando, será necesario tener mayor confianza en que la inflación alcanzará el objetivo del 2%. De lo contrario, se correría el riesgo de reducirlos por debajo de la tasa neutral y comenzar a estimular nuevamente la economía y la inflación. "La política monetaria claramente permaneció en territorio restrictivo y continuaría así durante algún tiempo incluso si las tasas de interés se redujeran aún más", especificaron.

Según varios expertos en política monetaria, el BCE tiene margen para reducir los tipos de interés hasta alrededor del 3,75% y mantener una política monetaria restrictiva. Sin embargo, la propia autoridad monetaria ha reiterado hasta ahora que no conoce la tasa neutral, que ni estimula ni frena la economía. A pesar de que la bajada de tipos se aprobó en junio de forma casi unánime y que el BCE afrontará en cada reunión la decisión de recortar de nuevo el precio del dinero o no, no todos los miembros del Consejo creen que ha mejorado la confianza en el proceso de desinflación en los últimos meses.

Según reflejan las actas, algunos banqueros centrales consideran que la inflación está siendo más persistente de lo esperado. Incluso contemplan la posibilidad de que el objetivo de inflación no se alcance en la segunda mitad de 2025, como ha previsto el BCE. En este contexto, optan por la cautela y, a lo largo del proceso de desinflación, prefieren ser prudentes, ya que creen que "una inflación por debajo del objetivo sería mucho menos costosa que por encima".

Por otro lado, el BCE también está pendiente de la evolución de los mercados. La autoridad monetaria vigila las fuertes subidas de las Bolsas y el buen comportamiento del mercado de deuda corporativa, considerando que los inversores pueden estar siendo excesivamente complacientes, lo que podría llevar a correcciones.

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