(El País, 11-06-2025) | Mercantil, civil y administrativo
El Banco de España ha reconocido que persiste una "notable incertidumbre" sobre la cuantía y el destino final de los fondos europeos que se canalizaron a través del plan de recuperación aprobado tras la pandemia. En su informe de previsiones económicas publicado este martes, señala que "en 2024, como ya ocurrió en años anteriores, la ejecución de estos fondos en España ha sido algo menor de lo previsto". Aunque las proyecciones contemplan que se utilizarán en su totalidad, el informe advierte que, dado que el programa europeo está cerca de su conclusión, será necesario acelerar significativamente su implementación entre 2025 y 2026.
Queda poco más de un año para agotar el plazo de uso de las ayudas europeas no reembolsables, que expira en agosto de 2026. A finales de 2024, España había gastado solo 32.000 millones de los cerca de 80.000 millones concedidos en subvenciones directas, lo que representa apenas el 40% del total, según datos de Eurostat. En comparación, la media europea es del 45%. Solo en 2024 se desembolsaron alrededor de 12.000 millones. Además, hay otros 80.000 millones en forma de préstamos en condiciones favorables que deben asignarse antes de agosto de 2025. Aunque España fue uno de los países que más rápidamente accedió a los fondos, ahora se encuentra rezagado, y ya ha renegociado en cinco ocasiones sus hitos y objetivos para poder seguir recibiendo los desembolsos. Si se considera el conjunto de fondos, incluyendo los créditos, el país ha ejecutado cerca del 20%, frente a cifras superiores al 70% en países como Francia, Dinamarca o Países Bajos, aunque estos recibieron importes menores.
Ante esta situación, el Banco de España subraya la necesidad de "acelerar de forma considerable" la ejecución, según ha afirmado el director general de Economía del organismo, Ángel Gavilán. Se espera además una recuperación de la inversión, que se había quedado atrás tras la pandemia, impulsada por este mayor ritmo en el uso de los fondos, la bajada de los tipos de interés y el impulso del sector residencial.
El Banco también prevé un pequeño impulso al PIB debido al plan de gasto en defensa del Gobierno español, aunque también destaca la incertidumbre sobre el alcance y el detalle de dicho plan. Se estima que el importe total equivale al 0,6% del PIB, considerando los préstamos, pero que el gasto directo de las Administraciones se limitaría al 0,2%. Aplicando un multiplicador fiscal aproximado de 0,5, basado en experiencias anteriores, esto supondría un aumento del crecimiento de una décima en 2025. Si ese dinero se destinara a inversión nacional, el efecto podría duplicarse.
El gobernador José Luis Escrivá ya había adelantado una revisión a la baja de las previsiones económicas: el crecimiento previsto para este año se reduce del 2,7% al 2,4%, lo que indica una desaceleración respecto al 3,2% registrado en 2024. Esta rebaja se debe en parte a un primer trimestre con resultados más débiles de lo estimado y a las últimas revisiones del INE, que muestran un menor dinamismo previo al incremento de las tensiones comerciales. Dos décimas adicionales se pierden por el deterioro de las relaciones comerciales, especialmente tras los anuncios de medidas arancelarias por parte de Trump, que ya están afectando la confianza empresarial y podrían impactar negativamente en exportaciones, consumo e inversión. No obstante, el Banco compensa parcialmente esta revisión con una décima adicional por el efecto del gasto en defensa y mejoras en las condiciones energéticas y financieras.
Pese a todo, se trata de revisiones relativamente moderadas en un contexto con muchos factores inciertos. Aunque las exportaciones españolas tienen una exposición directa limitada al mercado estadounidense, un 30% de las empresas consultadas por el Banco de España señalan que se verían afectadas por un conflicto comercial, sobre todo de manera indirecta. Por ello, el organismo ha diseñado un escenario alternativo más pesimista: en su previsión base, se parte de unos aranceles del 10% sin represalias, una resolución progresiva del conflicto con China y cierta normalización en los mercados. Pero en el escenario de riesgo, se contemplan aranceles del 20% a la UE, medidas de represalia, una guerra comercial con China, inestabilidad financiera por dudas sobre la deuda de EE. UU. y un clima prolongado de incertidumbre que afectaría negativamente al consumo y la inversión. En este escenario, el crecimiento español en 2025 se reduciría al 2%, y en 2026 caería hasta el 1,1%.
De cara al segundo trimestre de 2025, el Banco prevé un crecimiento económico de entre el 0,5% y el 0,6%, una ligera ralentización respecto a la trayectoria observada en los últimos dos años. Este enfriamiento es coherente con la evolución esperada de los factores estructurales, ya que el efecto dinamizador del turismo y la inmigración empieza a moderarse. El organismo también anticipa una estabilización del turismo tras el fuerte repunte pospandemia, aunque sigue siendo una de las prioridades de gasto de los hogares europeos. Se espera, además, que las exportaciones de servicios pierdan algo de fuerza, ya que suelen ir acompañadas de bienes exportables, y estos están siendo afectados por la incertidumbre global. Por su parte, el consumo privado será el principal motor del crecimiento gracias a la mejora del empleo y de las rentas, mientras que la inversión recuperará impulso y el gasto público se moderará tras los niveles excepcionales alcanzados durante la pandemia.
En el mercado laboral se prevé que el empleo continúe creciendo, aunque a un ritmo más lento, en línea con la evolución del PIB. Esto hará que el desempleo baje de manera más gradual, pasando del 11,3% en 2024 al 9,7% en 2027.
En cuanto a los precios, se espera un ligero repunte de la inflación en los próximos meses debido al fin de las ayudas al transporte en julio, lo que podría sumar dos décimas a la tasa interanual. Sin embargo, después del verano, la inflación debería seguir moderándose hasta situarse cerca del 2%, gracias a la evolución del precio de la energía y al fortalecimiento del euro. El IPC armonizado aumentaría de media un 2,4% en 2025, por debajo del 2,9% de 2024, y se reduciría al 1,7% en 2026. No obstante, se prevé que los precios de los servicios, en especial del turismo, aumenten cerca del 4% este verano antes de desacelerarse.