(El Economista, 02-05-2025) | Laboral
El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa remitió a última hora del miércoles a la Comisión Europea el primer informe anual de seguimiento sobre los compromisos asumidos en el Plan Fiscal Estructural presentado en octubre pasado. En este documento se detalla el avance de distintas reformas ya ejecutadas, como la del reglamento de extranjería, así como otras aún en proceso, como la relacionada con la incapacidad temporal. Además, el Gobierno ha incluido una actualización de las previsiones macroeconómicas, esta vez incorporando el impacto de la aplicación "progresiva y equilibrada" de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, según fuentes cercanas al ministerio.
El informe incluye una proyección sobre la evolución de los salarios y el poder adquisitivo de las familias hasta el año 2028. "Se espera una inflación contenida y un incremento significativo del poder adquisitivo de los salarios durante el periodo analizado", señala el Ministerio. Específicamente, se prevé que la remuneración media por trabajador aumente un 2,9% en 2026, un 2,24% en 2027 y un 2,6% en 2028, momento en el que, según los planes del Gobierno, ya se habría implementado por completo la reducción de jornada impulsada por Yolanda Díaz.
El Ejecutivo estima que estos incrementos salariales superarán el crecimiento de los precios, aunque representan una desaceleración respecto a los años anteriores, en los que los sueldos crecieron con fuerza gracias a la negociación colectiva y a las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Para 2025, se proyecta un aumento salarial medio del 3,7%, frente a una inflación estimada del 2,2%. En 2024 y 2023 los salarios crecieron un 5% y 5,8%, respectivamente, por lo que se anticipa una fase de moderación, influida tanto por la estabilización de los precios como por el impacto que tendrá la reducción de la jornada en la negociación de convenios colectivos.
Además, el aumento de los salarios no solo responde a las subidas pactadas, sino también a otros factores como la alta rotación laboral, especialmente en sectores con dificultades para contratar personal cualificado, lo que ha contribuido a elevar las remuneraciones. Por eso, el informe estima que el gasto total en salarios crecerá a un ritmo más rápido que el aumento del salario medio por trabajador: un 5,3% en 2026, un 4,6% en 2027 y un 4,7% en 2028, tras un crecimiento superior al 9% en 2023.
El departamento liderado por Carlos Cuerpo calcula que el poder adquisitivo mejorará en un 0,4% de aquí a 2028, una cifra inferior al 0,9% registrado entre 2018 y 2024. Esta diferencia se debe a que en los años anteriores las subidas del SMI ayudaron a compensar la pérdida de poder adquisitivo sufrida en 2022 por el pico inflacionario provocado por la guerra en Ucrania y sus efectos económicos posteriores.
No obstante, el futuro de los salarios entre 2026 y 2028 sigue siendo incierto, ya que la patronal y los sindicatos aún no han iniciado las negociaciones del próximo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, que establece las pautas básicas para los convenios en todo el país. Según las fuentes consultadas, se espera que la mesa de negociación se abra a finales de este año, aunque reconocen que será complicado avanzar sin saber cuál será la jornada laboral definitiva que regirá hasta 2028. El último acuerdo firmado en mayo de 2023 contemplaba aumentos salariales del 4% para ese año y del 3% para 2024 y 2025, con posibilidad de ajustes de un punto adicional si la inflación superaba esos porcentajes.
Por otro lado, las consultas realizadas a empresas indican que, aunque en algunos sectores la llegada de inmigrantes ha aliviado la escasez de mano de obra, en otros persisten los problemas para encontrar trabajadores cualificados. Esto seguirá siendo un factor que presione al alza los salarios. Sin embargo, muchas empresas, especialmente las pymes, están atentas a la evolución del SMI, que ha acumulado una subida del 61% desde 2018, y que sigue siendo un elemento clave en su planificación económica.