(Expansión, 23-09-2025) | Mercantil, civil y administrativo
El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, afirma que las políticas activas de empleo "no terminan de funcionar" y advierte de la incidencia del sector público sobre la baja productividad. El constante aumento del número de hogares de España, fruto del crecimiento de la población extranjera y el crecimiento de los hogares unipersonales, es uno de los principales motivos por los que acceder a una vivienda se ha convertido en una quimera para buena parte de la población residente en el país.
Este problema, ligado a la falta de suelo finalista, dejará este año un desajuste entre oferta y demanda de unas 700.000 viviendas en el mercado residencial español, más de 100.000 más que hace un año, según las cifras que maneja el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, quien ayer pronunció una conferencia en la sede del Consejo General de Economistas (CGE) repasando los principales retos a los que se enfrentará la economía española en los próximos años.
En opinión de Escrivá, el déficit de viviendas disponibles para absorber toda la demanda "puede ir a peor si la oferta no consigue crecer a un ritmo superior". La falta de suelo finalista se suma a otros motivos que estarían impidiendo la generación de nueva oferta en el mercado residencial, como la incertidumbre regulatoria o la falta de inversión, que a su vez estaría generando efectos secundarios como "la creación de un cuello de botella para el funcionamiento del mercado de trabajo", apuntó ayer el gobernador del Banco de España.
Prueba de ello es que el déficit de viviendas continuará este año creciendo de forma imparable hasta alcanzar las 700.000. El 50% de la demanda desatendida se concentra en Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga, algunas de las grandes ciudades donde más han crecido unos precios que, "en términos reales, están en niveles similares a los de 2004", en pleno crecimiento de la burbuja inmobiliaria.
Sin embargo, la situación actual es diferente a la de entonces. "En este momento no existen desequilibrios en los apartados que había, como el exceso de gasto y un gran endeudamiento de los hogares y las empresas", reconoció Escrivá. Un indicador que podría ser la prueba de un crecimiento más sólido que entonces, pero que también muestra las dificultades de las familias que no pueden acceder a una vivienda por la falta de crédito.