(El País, 04-11-2025) | Laboral
España presenta uno de los peores resultados de la Unión Europea en cuanto a trabajadores en riesgo de pobreza. En 2024, el 11,2% de las personas con empleo se encontraba en esta situación, lo que sitúa al país como el tercero con peor dato del bloque comunitario. Pese al fuerte crecimiento económico, esta cifra apenas mejora una décima respecto al año anterior y se mantiene muy por encima de la media europea, que se sitúa en el 8,2%. Tal como advierte Eurostat, "el riesgo de pobreza no afecta solo a quienes tienen baja intensidad laboral o carecen de empleo", sino también a trabajadores activos que, aun teniendo un sueldo, no alcanzan ingresos suficientes.
Este indicador mide el porcentaje de empleados -por cuenta ajena o propia- cuya renta disponible es inferior al 60% de la mediana nacional, descontadas las ayudas sociales. En otras palabras, son personas que trabajan, pero no ganan lo suficiente para salir de la pobreza. Este dato se suma al de la pobreza crónica, que en 2023 afectó al 13,6% de la población española, según la misma oficina estadística europea.
España solo supera a Luxemburgo (13,4%) y Bulgaria (11,8%) en este indicador. Mientras que el caso búlgaro se explica por su bajo nivel económico, el de Luxemburgo sorprende, dado su elevado salario mínimo (2.700 euros) y su moderada tasa de paro (6,9%). Los analistas atribuyen este resultado a la creciente desigualdad salarial y al alto coste de la vivienda en el país.
Otros Estados con tasas altas de trabajadores pobres son Rumanía (10,9%), Grecia (10,7%) e Italia (10,2%). En cambio, países como Francia (8,3%) o Alemania (6,5%) se sitúan más cerca o por debajo del promedio europeo. Los mejores registros se encuentran en Irlanda (5,3%), Países Bajos (4,7%), Bélgica (4,3%), Chequia (3,6%) y Finlandia (2,8%).
Si se observa la evolución a largo plazo, España muestra una ligera mejora respecto a los años más duros de la crisis. El mejor dato de la serie (iniciada en 2004) se alcanzó en 2006, con un 10,1%, justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. Posteriormente, entre 2015 y 2017, el indicador llegó a su máximo, con un 13,1%. Desde entonces, ha descendido lentamente, con un repunte en 2021 por la pandemia y leves descensos en 2022 (11,7%), 2023 (11,4%) y 2024 (11,2%).
Según Carlos Susías, presidente de EAPN España (Red Europea de Lucha contra la Pobreza), el problema radica en la baja calidad del empleo: "Aunque el empleo ha crecido, no es suficiente para mejorar estas cifras. Los salarios siguen siendo bajos, sobre todo desde la devaluación salarial tras la crisis de 2010, de la que aún no nos hemos recuperado", explica. Además, destaca la alta tasa de trabajo a tiempo parcial no deseado, especialmente entre mujeres, lo que agrava la precariedad.
España también se mantiene rezagada en otros indicadores laborales. Pese a la reducción del desempleo, encabeza la tasa de paro europea, con un 10,5% en septiembre, muy por encima de la media comunitaria (6%) y lejos de países como Chequia (3%).
El fenómeno del trabajador pobre refleja una pérdida de poder adquisitivo. Según un estudio de Fedea, desde 2007 los salarios reales apenas han crecido y, en algunos periodos, incluso han caído. Aunque los salarios más bajos han mejorado tras las subidas del salario mínimo (un 61% desde 2018), los ingresos medios se han estancado, lo que comprime la estructura salarial: cada vez más empleados cobran cerca del salario mínimo.
Un informe reciente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) muestra esta tendencia: en 2018, el 3,5% de los trabajadores cotizaban por la base mínima, frente al 7,4% en 2023, más del doble. Y quienes perciben sueldos ligeramente superiores al SMI también se han multiplicado: del 7,9% en 2018 al 22,8% en 2023, lo que confirma que la brecha salarial se ha estrechado, pero hacia abajo.