(La Vanguardia, 04-09-2025) | Laboral

El progresivo envejecimiento de la población en España tendrá un fuerte impacto en el mercado laboral. Ya hoy se percibe la falta de profesionales en numerosos oficios -electricistas, fontaneros, carpinteros, albañiles, agricultores, ganaderos, trabajadores industriales, docentes, médicos o, como se ha evidenciado este verano, agentes forestales-, pero dentro de una o dos décadas, cuando la mayor parte de la población activa se jubile, la escasez de mano de obra será aún más grave y podría poner en riesgo la viabilidad de muchas empresas.

"Estamos ante un auténtico incendio demográfico", advierte la investigadora Mónica Moso, autora del último informe del Observatorio de la Formación Profesional de CaixaBank Dualiza y Orkestra Instituto Vasco de Competitividad. Y puntualiza: "No es un fenómeno inesperado, hemos visto cómo se iba gestando y extendiendo".

En términos demográficos, la carencia de jóvenes se ha duplicado en los últimos diez años. Hoy, el grupo de personas mayores de 50 años supera en 3,5 millones al de los menores de 30, lo que anticipa un déficit notable en el relevo generacional. Aunque es normal que los jóvenes retrasen su incorporación al mercado laboral por motivos formativos o para esquivar la precariedad, la brecha es cada vez más profunda y afecta a todos los sectores y niveles educativos.

La Formación Profesional (FP) es uno de los ámbitos más sensibles, ya que la falta de técnicos es un problema presente que se agravará en el futuro. Esta situación se repite en toda España, pero se intensifica en las comunidades del noroeste, como Asturias, Galicia y Castilla y León, donde al envejecimiento se suma la despoblación y la falta de atractivo de oficios vinculados al territorio -pesca, agricultura, ganadería o gestión forestal-. El informe calcula que, en estas zonas, solo habrá un joven para reemplazar a cada cuatro trabajadores que se jubilen. Además, la llegada de población migrante, que en otras regiones ayuda a mitigar el problema, es mucho menor.

En números absolutos, el mayor déficit de mano de obra se registrará en las comunidades más industrializadas y con más oferta laboral: Andalucía (551.721 personas menos para el relevo generacional), Madrid (473.396), Catalunya (454.896) y la Comunidad Valenciana (365.543).

Otro de los problemas es la orientación de las preferencias formativas. Los jóvenes muestran mayor interés por sectores como ocio, cultura y hostelería, donde no existe brecha generacional, mientras que rehúyen ámbitos como la industria, la construcción o la administración, donde apenas hay un joven por cada tres trabajadores veteranos. Solo en oficios industriales, artesanales y de construcción faltan cerca de medio millón de personas jóvenes. A ello se suman más de 400.000 en cuidados, comercio, restauración o seguridad. En 2024, los déficits más graves se concentraban en la administración pública (más de 500.000 vacantes), la industria (474.000) y el comercio y reparación de vehículos (367.000).

El informe también subraya que el envejecimiento generará nuevas oportunidades de empleo en sectores ligados a la FP, especialmente en el ámbito de los cuidados. Para Moso, España se enfrenta a un reto estructural: faltan jóvenes, muchos emigran, y los que permanecen en el país a menudo están inactivos o sin la formación adecuada. Al mismo tiempo, ciclos de grado medio en áreas como industria, agricultura o construcción acumulan una gran demanda de profesionales. "La FP dual es clave porque conecta directamente con las empresas", señala.

La investigadora concluye con una advertencia: "Una sociedad envejecida es más vulnerable, menos innovadora, menos creativa y más dependiente". La clave, sostiene, está en la formación, tanto para aprovechar el talento disponible como para fijar población joven, en especial en las zonas rurales.

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