(El País, 17-10-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Hay personas que pasan media vida pagando su casa, y otras que necesitarían vivir dos veces para poder costearla. En España, comprar una vivienda se ha convertido en un problema de enormes proporciones, hasta el punto de que ni siquiera contar con un empleo estable garantiza poder acceder a una. En seis comunidades autónomas, un trabajador medio tendría que dedicar más de 38 años de salario íntegro para comprar un piso en solitario sin superar los límites de esfuerzo financiero recomendados, es decir, más que toda una vida laboral completa.
El punto de partida de este cálculo es la recomendación general de no destinar más del 30% de los ingresos brutos mensuales al pago de la vivienda (ya sea hipoteca o alquiler, más los suministros básicos). Este límite, avalado por economistas, bancos y las propias Administraciones públicas, también figura en la Ley Estatal de Vivienda como frontera entre una situación asequible y otra de sobreesfuerzo. Sin embargo, adquirir una casa cumpliendo esa regla hoy parece prácticamente imposible.
De acuerdo con los precios actuales y los salarios medios regionales, los españoles necesitarían 38,6 años de trabajo para pagar un piso de 93 metros cuadrados (el tamaño medio, según el Banco de España), según los cálculos de Nuria Badenes Plá, investigadora del Instituto de Estudios Fiscales (IEF). En otras palabras, aunque una persona destinara el 30% de su sueldo al ahorro desde el primer día de trabajo hasta su jubilación, no llegaría a reunir lo suficiente para comprar una vivienda media.
La situación es aún más grave en algunas regiones. Baleares lidera la lista, con más de 57 años necesarios para adquirir un piso, seguida de Madrid (55 años), Cataluña (41,8), País Vasco (41,7), Canarias (40,4) y Andalucía (38,8). Todas superan el umbral simbólico de los 38 años y tres meses de cotización necesarios para jubilarse. También Ceuta y Melilla superarían los 43 años.
En el extremo opuesto, Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha son las regiones más asequibles, donde se necesitarían entre 22 y 23,5 años de salario para comprar una vivienda dentro del límite del 30%. La Rioja, Asturias, Aragón, Galicia, Murcia y Navarra se sitúan entre 25 y 30 años, mientras que Cantabria y la Comunidad Valenciana se acercan, sin alcanzarla, a la media nacional.
Ante este panorama, el Gobierno ha anunciado planes para ampliar el parque público y asequible de vivienda, además de reformas fiscales destinadas a aliviar las tensiones del mercado inmobiliario. Sin embargo, Badenes Plá advierte que "ninguna medida fiscal puede resolver el problema" si no se aborda el precio de la vivienda. "Con unos precios tan elevados, o se interviene directamente en el mercado, o hay que crear un mercado alternativo de vivienda pública con precios regulados y criterios claros de acceso", señala.
Las diferencias entre comunidades se explican por la brecha entre precios y salarios. Según datos oficiales de 2023, Madrid tiene el metro cuadrado más caro (3.080 euros), seguida de Baleares (2.958 euros). No obstante, los madrileños, con sueldos algo más altos, pueden comprar hasta 5,6 metros cuadrados al año, mientras que en Baleares solo 5,4. En cambio, en Extremadura y Castilla-La Mancha, donde el metro cuadrado ronda los 1.000 euros, el mismo esfuerzo permitiría adquirir 13 o 14 metros cuadrados anuales. Es decir, lo que en unas regiones da para una habitación, en otras apenas alcanza para un trastero.
La desigualdad es tan marcada que parece una caricatura del mercado libre: un extremeño podría pagar una vivienda de 100 metros cuadrados en poco más de 20 años, mientras que un balear necesitaría el triple de tiempo para el mismo inmueble. Incluso en el escenario más extremo -dedicar el 100% del salario a la compra de vivienda-, un trabajador medio tardaría casi 12 años en pagar su casa. En Baleares, serían necesarios 17 años de ingresos íntegros.
Los cálculos también incluyen simulaciones hipotecarias: si se solicita un préstamo por el 60% del valor del inmueble, con un interés del 3% anual a 20 años, un balear debería destinar el 70% de su renta a la hipoteca, frente al 27% en Extremadura o Castilla y León. "Esto refleja una enorme desigualdad en bienestar, que no se aprecia en los indicadores económicos tradicionales", concluye Badenes Plá.