(El País, 22-10-2025) | Laboral

Los flujos migratorios contribuyen al aumento de la productividad laboral en España, especialmente en aquellas comunidades autónomas con estructuras económicas más flexibles y una mayor capacidad de integración de población extranjera. Así lo señala un estudio elaborado por Belén González, investigadora en formación y estudiante del máster en el Departamento de Fundamentos de Análisis Económicos de la Universidad de Alicante (UA). El informe también destaca que los sectores más dinámicos -como la construcción, la agricultura y los servicios- son los que más se benefician de la mano de obra migrante.

En medio del debate político impulsado por el Partido Popular sobre endurecer el acceso al permiso de residencia permanente, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, hizo referencia a este estudio en una entrevista con RNE. "La inmigración tiene un efecto muy positivo sobre el crecimiento, incluso en términos per cápita", afirmó el ministro. Recordó además un análisis del Banco de España que calcula que la migración ha aportado entre cuatro y siete décimas al PIB per cápita desde 2022, de un total de tres puntos. Cuerpo añadió que el trabajo de González "demuestra el impacto favorable de la inmigración sobre la productividad en sectores clave" y subrayó la necesidad de "reforzar esa aportación positiva, adecuando las capacidades de los trabajadores migrantes a las necesidades de la economía española".

Según la investigación, la inmigración actúa como motor de productividad, crecimiento económico y sostenibilidad fiscal, por lo que las políticas migratorias deberían coordinarse con las de empleo y formación. El estudio analiza el período 2004-2022 y examina cómo los flujos migratorios afectan la productividad regional y sectorial. González realizó este trabajo bajo la dirección de Gabriel Pérez Quirós, economista del Servicio de Estudios del Banco de España, y de Carmen Beviá, catedrática de la UA.

Los resultados revelan que un incremento de un punto porcentual en los flujos migratorios eleva la productividad regional en un 0,6% de media. Sin embargo, el efecto varía según la comunidad autónoma. Las regiones con mayor capacidad de integración -como Baleares (1,8%), Murcia (1,3%), Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía (entre 0,6% y 1,2%)- presentan los mayores beneficios. En cambio, Asturias (-2,5%) y Castilla y León (-1%) registran impactos negativos debido a su menor capacidad de absorción y a la debilidad de sectores como los servicios o la construcción.

Por sectores, los mayores incrementos de productividad se observan en aquellos de alta demanda laboral o estacionales. La agricultura lidera con un aumento del 5% al 6% en las comunidades receptoras (y un 1,5% de media nacional), seguida de la construcción (en torno al 1%) y los servicios, ambos con gran peso en el empleo.

González, que trabajó durante dos años como investigadora analista en el Banco Central Europeo (BCE), defiende la necesidad de reforzar una política migratoria eficiente, orientando la mano de obra hacia sectores de mayor productividad y regiones con mejor capacidad de integración. No obstante, advierte que también es necesario corregir los efectos adversos, impulsando la inclusión y la ampliación del mercado laboral en las zonas menos beneficiadas.

Por último, la autora recuerda que España enfrenta un grave problema demográfico, marcado por bajas tasas de natalidad y envejecimiento poblacional. En este contexto, la inmigración "ayuda a mantener la población activa y refuerza la sostenibilidad del sistema fiscal y de pensiones". Por ello, González considera imprescindible coordinar las políticas migratorias y laborales, fomentando la empleabilidad, los contratos estables, la formación continua y la movilidad laboral, tanto de trabajadores nacionales como extranjeros.

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