(El Economista, 08-03-2024) | Laboral

La reforma laboral ha generado un cambio significativo en la calidad de los empleos, con una notable reducción de casi 15 puntos en la temporalidad de los trabajadores asalariados. Sin embargo, al analizarlo desde la perspectiva de la brecha de género, la situación no es la misma: aunque las mujeres representan el 52% de todos los empleos generados desde la implementación de la normativa, solo ocupan aproximadamente un tercio de los nuevos empleos indefinidos, mientras que la mayoría de los empleos a tiempo parcial y los fijos discontinuos son para ellas. Sorprendentemente, su participación relativa en la temporalidad del empleo ha aumentado en 7 puntos porcentuales.

Los datos de afiliación al Régimen General de la Seguridad Social, que incluye a la mayoría de los asalariados afectados directamente por el cambio legal, muestran que si bien las tasas de temporalidad y empleo indefinido han mejorado para ambos géneros en estos dos años, no lo han hecho al mismo ritmo, lo que resulta en diferencias que persisten y, en algunos casos, se intensifican.

Por ejemplo, el porcentaje de mujeres asalariadas con empleos temporales ha disminuido en un 14,5%, situándose en el 15,39%. En el caso de los hombres, esta disminución ha sido del 15,9%, pero se sitúa en el 10,17%. Por otro lado, la proporción de empleo indefinido a tiempo completo entre las mujeres ha aumentado en un 5,71%, alcanzando el 46,7%. Sin embargo, en los hombres, esta cifra ha aumentado en un 10,3%, llegando al 69,7% de los asalariados masculinos.

Si examinamos cómo se ha distribuido la creación de empleo después de la reforma laboral, podemos observar que, aunque las mujeres representan el 52% de este incremento neto de empleo, su participación en los nuevos empleos indefinidos a tiempo completo es considerablemente menor. Ellas solo contribuyen con el 36% de los nuevos empleos indefinidos a tiempo completo, mientras que reciben el 64,1% de los empleos a tiempo parcial y el 53,4% de los fijos discontinuos.

En resumen, las mujeres han ocupado predominantemente los empleos de menor calidad generados después de la reforma laboral. Esto se traduce en que las brechas de género en la distribución de la calidad del empleo siguen prácticamente iguales. A pesar del aumento del empleo indefinido, las mujeres continúan ocupando los empleos de menor calidad.

A pesar de que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha defendido que los efectos de la reforma laboral benefician especialmente a las mujeres, los datos muestran que, aunque la estabilidad en el empleo femenino haya mejorado, la de los hombres ha mejorado en mayor medida. Ellos representan la mayoría de los empleos considerados de calidad creados por la reforma: el 63,3% frente al 36,7% de las mujeres.

Es importante señalar que si bien la normativa pactada por el Gobierno, las patronales y los sindicatos no tenía como objetivo específico reducir la brecha de género, sino la tasa de temporalidad, no ha contribuido a disminuir una brecha que persiste en el tiempo. Tampoco otras medidas dirigidas específicamente a este objetivo, como el impulso a los planes de igualdad en las empresas o las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI).

El mayor peso de las mujeres en el empleo generado desde la reforma laboral no puede considerarse un efecto directo de la misma, sino más bien resultado de la creciente participación femenina en el mercado laboral en las últimas dos décadas, aunque este hecho sigue llevando a las mujeres a ocupar puestos de menor calidad.

¿ESTAS BUSCANDO

ASESORÍA PERSONAL O EMPRESARIAL?

Realiza tu consulta online o ven a visitarnos