(Cinco Días, 17-11-2025) | Mercantil, civil y administrativo

El mercado de las criptomonedas sigue sin recuperarse. Los activos digitales acumulan varias semanas de marcada debilidad, con los grandes inversores reduciendo exposición, salidas históricas de los ETF y un interés muy limitado por parte del pequeño inversor. Todo ello ocurre en un entorno dominado por la incertidumbre respecto a futuros recortes de tipos, la evolución de los datos macroeconómicos y las dudas sobre la inteligencia artificial. A pesar de la inestabilidad, bitcoin había logrado sostenerse por encima de los 100.000 dólares, pero finalmente ha cedido ante la presión. Este viernes ha profundizado sus descensos hasta tocar los 95.947,76 dólares, arrastrado por un nuevo episodio de aversión al riesgo y por las ventas masivas en el sector tecnológico, que han terminado de hundir su cotización. El miedo creciente a un posible estallido de la burbuja de la IA ha golpeado con fuerza a Wall Street. De nuevo, la criptodivisa más veterana evidencia una de sus grandes vulnerabilidades: su fuerte correlación con los principales índices estadounidenses. El miércoles, Nvidia cayó un 3,6%, provocando que el Nasdaq retrocediera un 2,3%. En solo 24 horas, bitcoin ha perdido cerca de un 7%.

A primeras horas del día, la criptomoneda ronda los 96.000 dólares, tras borrar más de 450.000 millones de dólares de capitalización desde comienzos de octubre. El motivo principal son las ventas de grandes inversores: los ETF ligados a bitcoin registraron salidas netas por valor de unos 870 millones solo este jueves, la segunda mayor fuga diaria desde su creación, según Bloomberg. A esto se suma el enfriamiento en las compras por parte de las tesorerías corporativas, que anteriormente habían actuado como soporte del precio. Como resultado, también se han esfumado las ganancias del ejercicio: desde enero apenas avanza un 3%, frente al 15% del S&P 500 o el 41% del Ibex. Un balance decepcionante para quienes venían de disfrutar subidas del 120% en 2024 y del 157% en 2025.

Estas caídas eran previsibles. El mercado llevaba semanas mostrando signos claros de debilidad e inquietud. Casi todos los activos operan en negativo, con retrocesos más pronunciados en la última jornada: ethereum cae un 10%, XRP y solana un 9%, y BNB más de un 5%. Si bitcoin ya sufría presión, los inversores han intentado evitar en las últimas semanas las altcoins, más volátiles y con menor liquidez. Incluso los valores bursátiles vinculados al ecosistema cripto están atravesando un mal momento: las acciones de Strategy, compañía de software convertida en uno de los mayores acumuladores de bitcoin, se desploman más de un 28% en el año y cotizan en niveles de octubre de 2024. Su capitalización ya es inferior al valor de los bitcoins que posee, una señal de que los inversores dejan de pagar una prima por la empresa y cuestionan el modelo altamente apalancado de su fundador, Michael Saylor.

La reducción de entradas en los ETF, la continua venta de inversores a largo plazo, el escaso interés minorista y la marcada aversión al riesgo apuntan, según 10x Research, a que el mercado cripto ha entrado en una fase bajista. "Cuando las narrativas propias del sector pierden fuerza, aumenta la correlación con los activos tradicionales. Eso es lo que está impulsando el movimiento actual", afirma a Bloomberg Jake Ostrovskis, responsable de operaciones OTC en Wintermute. Y los mercados globales tampoco ayudan: desde hace tiempo se advertía de la valoración excesivamente alta de los llamados siete magníficos (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, Tesla y Nvidia), infladas por el boom de la IA. En este contexto, la falta de factores que impulsen nuevas subidas y la búsqueda de refugios como el oro o la plata están intensificando las caídas, señala el analista Javier Cabrera. Para Javier Molina, el retroceso de bitcoin y del mercado cripto responde a un ajuste técnico dentro de un panorama macroeconómico incierto, pero no constituye un cambio estructural de tendencia.

A esto se añade la inquietud por los próximos datos macroeconómicos: aunque el fin del cierre del Gobierno estadounidense dio cierto alivio a comienzos de semana, ese efecto se ha disipado. En los próximos días, el mercado aguarda un aluvión de referencias clave, como las cifras de inflación o el informe laboral de septiembre, elementos que podrían influir significativamente en la ya dividida Reserva Federal. La institución ha estado operando prácticamente a ciegas durante semanas debido a la falta de estadísticas derivada del cierre. Jerome Powell señaló recientemente que un recorte de tipos en diciembre no está asegurado, enfriando las expectativas del mercado.

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