(Cinco Días, 02-09-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Las presiones de Donald Trump sobre la Reserva Federal y sus intentos de influir en su independencia mantienen en alerta a los principales bancos centrales internacionales. La preocupación no radica tanto en un posible efecto contagio de intervencionismo político en la política monetaria, sino en las graves repercusiones que podría tener para la economía global una Fed dirigida directamente desde la Casa Blanca. Así lo expresó la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, quien advirtió de que ese escenario representaría "un riesgo muy serio".
Lagarde ya había mostrado su respaldo a Jerome Powell, actual presidente de la Reserva Federal y constante objetivo de las críticas de Trump, durante el reciente foro de Jackson Hole, donde defendió con firmeza que "la independencia de los bancos centrales es esencial". Sin embargo, en declaraciones posteriores a la prensa, la mandataria del BCE fue más contundente al calificar como un "peligro" para la estabilidad económica mundial cualquier debilitamiento de la autonomía de la Fed.
En una entrevista concedida a Radio Classique, Lagarde advirtió que, si Trump llegara a tomar el control de la institución, algo que considera complicado debido a las restricciones fijadas por el Tribunal Supremo respecto al cese de sus gobernadores, las consecuencias serían preocupantes. Subrayó que la política monetaria de la Fed influye directamente en el empleo y la estabilidad de precios, por lo que su manipulación política tendría un impacto inmediato y negativo en todo el mundo.
Ningún presidente estadounidense había llegado tan lejos como Trump en sus intentos por condicionar las decisiones de la Reserva Federal. Su insistencia en que la Fed reduzca los tipos de interés le llevó incluso a insinuar la destitución de Powell, amenazas de las que luego se retractó. No obstante, sí ejecutó un movimiento inédito: el despido de la gobernadora Lisa Cook, designada por Joe Biden para un mandato que se extendía hasta 2038. Cook ha recurrido la decisión por considerarla ilegal, dado que la jurisprudencia del Supremo reconoce que la Fed es una entidad con una estructura independiente y que sus miembros solo pueden ser cesados por causas graves como negligencia, incapacidad o mala conducta. Será ahora la justicia estadounidense la que determine si este despido se ajusta a derecho, en lo que podría convertirse en un litigio histórico.
Consultada sobre si Estados Unidos sigue siendo un Estado de derecho, Lagarde respondió afirmativamente, pero matizó que ello depende de que se respete la autoridad del Tribunal Supremo y se cumplan sus fallos. No obstante, advirtió que cualquier presión sobre esa institución sería motivo de seria preocupación.
En una línea similar, el finlandés Olli Rehn, miembro del Consejo de Gobierno del BCE, alertó la semana pasada de que la pérdida de independencia de la Fed podría desembocar en un repunte inflacionario. "Si las decisiones se adoptan bajo criterios políticos y no siguiendo los principios de una política monetaria sólida -como, por ejemplo, satisfacer la exigencia presidencial de tipos más bajos-, la consecuencia inevitable sería más inflación", afirmó.