(Expansión, 18-07-2025) | Mercantil, civil y administrativo
La Unión Europea está elaborando una lista de posibles medidas arancelarias sobre servicios estadounidenses, así como controles a las exportaciones, como parte de un plan de represalias en caso de que fracasen las negociaciones comerciales con Estados Unidos, según informaron dos funcionarios conocedores del proceso. La Comisión Europea, encargada de preparar esta lista en respuesta a los aranceles anunciados por el presidente estadounidense Donald Trump, aún no ha presentado formalmente las medidas a los Estados miembros.
Trump ha declarado su intención de aplicar aranceles del 30% a las importaciones procedentes del bloque europeo a partir del 1 de agosto. Aunque Bruselas ya ha manifestado públicamente que podría ampliar la actual disputa comercial al ámbito de los servicios si no se logra evitar los aranceles, aún no ha detallado acciones específicas ante las capitales de la UE. Uno de los funcionarios aclaró que las medidas no se limitarán a penalizar a las grandes tecnológicas estadounidenses, pese a su notable influencia en la administración Trump.
Esta nueva lista de posibles represalias complementaría una propuesta ya en discusión entre los países del bloque, que contempla imponer aranceles sobre productos estadounidenses por un valor de 72.000 millones de euros al año, entre los que figuran aviones Boeing, automóviles y whisky bourbon. Una fuente cercana a las últimas conversaciones indicó que la nueva propuesta incluiría también impuestos sobre servicios digitales. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya había planteado esta posibilidad en una entrevista con el Financial Times el pasado abril, donde sugirió, por ejemplo, gravar los ingresos por publicidad de plataformas digitales.
Bernd Lange, presidente de la comisión de Comercio del Parlamento Europeo, respaldó la medida. Señaló que, aunque Estados Unidos tiene un déficit comercial con la UE en bienes, mantiene un superávit en servicios, lo que lo convierte en un objetivo sensible a represalias en ese terreno. "Es poco probable que se alcance un acuerdo equilibrado entre Estados Unidos y la UE, por lo que es fundamental estar preparados", afirmó Lange. "Las grandes tecnológicas estadounidenses obtienen buena parte de sus beneficios en Europa, y el superávit de EE.UU. en servicios ronda los 100.000 millones de dólares (86.300 millones de euros)", añadió. "Por eso, conviene prever una tercera fase de respuesta: imponer un gravamen a los servicios digitales".
La lista de servicios susceptibles de sanción podría elaborarse utilizando el reglamento europeo sobre medidas de ejecución, lo que requeriría el visto bueno de los Estados miembros. Este nuevo paquete incluiría también los primeros controles a las exportaciones, con tasas aplicables a productos como la chatarra de acero y ciertos compuestos químicos. Buena parte de la chatarra de acero europea se exporta a Estados Unidos, donde se recicla en hornos eléctricos para fabricar nuevos productos siderúrgicos.
Las conversaciones comerciales entre Bruselas y Washington comenzaron en abril, después de que Trump anunciara aranceles "recíprocos" del 20% a productos europeos. Posteriormente, los redujo al 10% para dar margen a las negociaciones, fijando inicialmente el 9 de julio como fecha límite, que luego se postergó hasta el 1 de agosto. Sin embargo, el 13 de julio, Trump volvió a endurecer el tono y amenazó con elevar los aranceles al 30% desde esa fecha.
De acuerdo con los dos funcionarios citados, la UE estaría dispuesta a aceptar aranceles del 10%, pero busca rebajas en otros aranceles específicos, además de la eliminación del gravamen del 25% sobre los automóviles. También quiere asegurarse de que no se impongan nuevos aranceles prometidos por Trump a sectores como el farmacéutico y el de los semiconductores.
El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, se encuentra actualmente en Washington negociando con representantes estadounidenses. Este lunes advirtió que persiste una "distancia considerable" entre las posiciones de ambas partes. Aunque reafirmó que la prioridad es lograr un acuerdo, también aseguró que se están contemplando "todas las herramientas disponibles" para una eventual respuesta.
Además, la Comisión ha decidido retrasar hasta el 6 de agosto un plan alternativo para imponer medidas sobre 21.000 millones de euros en importaciones anuales desde EE.UU., preparado como respuesta a los aranceles estadounidenses al acero, aluminio y automóviles europeos, con el objetivo de dar más tiempo a las negociaciones.