(El Economista, 30-04-2025) | Laboral

Más de la mitad de los 2,53 millones de personas desempleadas con experiencia laboral, concretamente un 53%, perdieron su último empleo debido a la finalización de un contrato temporal, mientras que un 13,5% lo hizo a causa de un despido. Aunque estos porcentajes son inferiores a los registrados durante la pandemia y en los años 2018 y 2019, siguen siendo notablemente altos en comparación con periodos anteriores, lo que refleja cómo la fragilidad del empleo continúa dificultando una reducción efectiva de la tasa de paro.

Si se toman como referencia los 2,79 millones de desempleados totales, estas cifras se reducen al 48% para los que perdieron el empleo por contrato temporal y al 11,6% por despido. Cabe señalar que dentro de este grupo total se incluye a un número significativo de personas que llevan más de tres años en situación de desempleo. Este colectivo representa un 20% de los desempleados con experiencia y un 18% del total, y no se especifica el motivo de su salida del mercado laboral. Dentro de este segmento pueden encontrarse trabajadores mayores despedidos o personas en situación de prejubilación, ya que el 71,9% de ellos supera los 45 años y el 41,5% tiene más de 55.

Si se excluye a estos desempleados de larga duración cuyo motivo de salida del empleo no se detalla, el porcentaje de personas que quedaron en paro por fin de contrato asciende al 66%, y los despidos representan el 17%. Estas cifras son muy similares a las registradas en el primer trimestre de 2022, justo después de la aprobación de la reforma laboral pero antes de la entrada en vigor de los cambios en materia de contratación temporal, en especial la eliminación de los contratos por obra y servicio.

Es importante recordar que, a diferencia del SEPE, la Encuesta de Población Activa (EPA) sí considera como desempleados a los trabajadores con contratos fijos discontinuos que están inactivos y buscan un nuevo empleo mientras esperan ser llamados. Aunque no se especifica cómo se contabilizan estos casos, es posible que se reflejen en las categorías de "otras causas" o "no especificadas", que agrupan a unas 170.000 personas, un 6,8% del total de parados, una cifra similar a la existente antes de la reforma laboral.

En cualquier caso, lo que muestran los datos es que el final de los contratos temporales sigue siendo la principal causa de desempleo en España. A pesar de que la reforma laboral ha incrementado la estabilidad contractual, el elevado número de empleos precarios continúa limitando la capacidad del mercado laboral para reducir el paro de forma significativa. Esta realidad ha quedado patente en el inicio de este año.

Según los últimos datos de la EPA, en el trimestre más reciente el desempleo aumentó en 193.700 personas, de las cuales 182.400 habían tenido previamente un empleo. Entre ellas, 96.600 perdieron su trabajo por la finalización de un contrato temporal y 52.900 fueron despedidas, lo que representa la mayor parte del incremento del paro. Muy por detrás se sitúan los desempleados de muy larga duración, que aumentaron en 27.400 personas; los que dejaron su empleo por responsabilidades familiares (26.400) y quienes cursaban estudios o formación (10.300). En contraste, los parados por motivos de salud disminuyeron, aunque este descenso se equilibró con la incorporación de 11.300 personas que buscan trabajo por primera vez.

En total, actualmente hay 1,34 millones de desempleados cuyo último empleo terminó por finalización de contrato, 343.300 por despido y 515.200 en paro de muy larga duración. A esto se suman unas 325.000 personas desempleadas por otras causas, incluidas las que no especificaron el motivo.

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