(El Economista, 03-05-2024) | Laboral

La recuperación económica posterior a la pandemia ha sido desigual entre los diferentes motores del Producto Interior Bruto (PIB). La inversión ha sido particularmente afectada y, de hecho, es el único componente de la demanda interna que aún no ha alcanzado los niveles previos a la pandemia, a pesar del impulso registrado en el primer trimestre de 2024. Sumado al notable aumento del empleo durante la reapertura económica, la inversión por persona ocupada ha experimentado una caída de siete puntos desde los niveles de 2019. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) recopilados por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), España es la principal economía de la eurozona con el peor desempeño en este indicador.

El stock de capital fijo por empleado mide el valor de los activos fijos disponibles para la producción, y muestra un deterioro evidente no solo después de la pandemia, sino que también se sitúa más de 25 puntos por debajo del nivel de inversión por ocupado observado antes de la crisis financiera. La importancia de la inversión repercute en áreas como el mercado de viviendas, la capacidad productiva y la innovación.

"Desde una perspectiva macroeconómica, hay un amplio consenso de que un menor stock de capital humano reduce el crecimiento", señala el Banco de España en su informe anual publicado esta semana. "Este impacto no solo se debe al efecto directo del nivel educativo en la productividad individual, sino también a través de otros canales como la complementariedad del capital humano con la inversión en capital físico o tecnológico". El banco destaca que los países de la OCDE con mayores niveles de capital humano en áreas como las matemáticas también tienen una inversión media en I+D+i mayor que España.

"Estamos viendo una recuperación sin inversión. A pesar del aumento del empleo y de otros factores importantes como los fondos europeos, la inversión no sigue una tendencia consistente con el comportamiento del PIB. Es el único componente de la demanda interna que no ha recuperado los niveles previos a la pandemia", explica Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

"En algunos sectores, la situación es dramática y no se espera una recuperación a largo plazo", comenta Cardoso en relación al sector inmobiliario. "Se están construyendo apenas entre 100.000 y 120.000 viviendas al año, lo cual no es coherente con el aumento en el número de hogares, que ha estado en la franja de 200.000 a 300.000 en los últimos años", explica. Es decir, la inversión en el sector inmobiliario apenas satisface la mitad de la demanda de nuevas viviendas. "Existe una necesidad, pero el entorno regulatorio limita el desarrollo de suelo urbanizable y viviendas", aclara.

A pesar de la destacada recuperación económica, España lidera las tasas de crecimiento en Europa, especialmente en comparación con países como Francia o Alemania. Sin embargo, la comparativa internacional muestra que el motor de la inversión no está impulsando la actividad económica: solo Malta y Luxemburgo tienen un desempeño peor en este aspecto.

Por otro lado, el promedio de los países de la eurozona (excluyendo a Irlanda, cuya fiscalidad favorece la atracción de inversión extranjera) ha mejorado ligeramente. Grecia y Chipre han sido los países que más han impulsado la inversión por trabajador, mientras que en Italia han influido programas como el 'Superbonus 110%' para la reforma y rehabilitación de viviendas.

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