(Cinco Días, 02-10-2025) | Mercantil, civil y administrativo
La inflación en la eurozona ha vuelto a subir. Después de tres meses estabilizada en el 2%, que es justo la meta fijada por el Banco Central Europeo (BCE), en septiembre se ha incrementado dos décimas hasta alcanzar el 2,2%, según datos preliminares publicados este miércoles por Eurostat. Este repunte se debe, en gran parte, a que los precios de la energía ya no bajan al ritmo de meses anteriores, por lo que su efecto de contención sobre la inflación se ha reducido.
Los primeros datos de varios países de la zona euro ya anticipaban esta subida tras el verano. Alemania, Francia, Italia y España -las principales economías del área- han registrado un aumento en su inflación armonizada. Aunque en otros países como Eslovenia, Grecia o Portugal el índice ha bajado, estas reducciones no han sido suficientes para contrarrestar el alza general, dado el mayor peso de las economías más grandes.
El principal impulsor de este cambio ha sido el comportamiento del sector energético. En los meses anteriores, los precios de la energía bajaban con fuerza, en torno al 2% o más, lo que ayudaba a contener la inflación. Sin embargo, en septiembre la caída fue mínima, apenas del 0,4%, lo que ha repercutido directamente en el índice general. "La situación de la inflación en la eurozona no ha cambiado demasiado. El repunte se debe sobre todo al efecto base en los precios de la energía", explica Bert Colijn, economista de ING.
Esta interpretación se ve reforzada por otro dato clave: la inflación subyacente -que excluye alimentos frescos, energía y otros productos volátiles- se mantiene sin cambios en el 2,3%, igual que en los últimos cinco meses. Esto refleja que reducir esta medida al objetivo del 2% está siendo más difícil de lo previsto, y por eso el BCE sigue observándola con especial atención.
Colijn añade: "Las previsiones para la inflación subyacente en los próximos meses siguen siendo bastante estables. Las empresas manufactureras y de servicios no esperan grandes variaciones en sus precios de venta. Dado que la inflación subyacente se mantuvo en el 2,3% en septiembre, lo más probable es que disminuya muy lentamente en los próximos trimestres". Esto, según el analista, facilitaría que el BCE mantenga los tipos de interés sin cambios en su próxima reunión, ya que llevan congelados en el 2% desde junio y las dos últimas decisiones han sido pausas.
Otro obstáculo para que la inflación general baje al entorno del 2% es el sector servicios. En septiembre, los precios de estos productos subieron una décima, alcanzando el 3,2%. Dado que los servicios representan casi la mitad del índice de precios al consumo, su resistencia a moderarse complica la reducción de la inflación global. Para que se logre el objetivo del BCE, el resto de componentes del IPC tendría que caer mucho más, algo que, por ahora, no parece probable.