(El País, 30-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo
España cierra 2025 con la inflación en el 2,9%, igual que al inicio del año. Según los datos provisionales de diciembre publicados por el Instituto Nacional de Estadística, los precios han seguido un recorrido circular: tras una primavera favorable, los aumentos se moderaron durante el resto del año, lo que deja una media anual del 2,7%, todavía por encima del objetivo del Banco Central Europeo del 2%.
En diciembre, la inflación descendió una décima respecto a noviembre, gracias a la caída de los carburantes, aunque la diferencia con la zona euro sigue siendo cercana a un punto, lo que afecta a la competitividad de las empresas exportadoras. La media anual mejora ligeramente respecto a 2024, cuando fue del 2,8%, pero aún queda lejos de la normalización.
El precio de la electricidad ha tenido un papel determinante en este comportamiento. BBVA Research estima que, pese al aumento del 8% desde el apagón histórico de abril, la electricidad mayorista en España sigue más de un 20% por debajo de la media europea, aunque este incremento restará alrededor de una décima al crecimiento del PIB en 2025 y 2026. CaixaBank Research coincide en que la evolución del precio de la luz será clave para moderar la inflación en los próximos meses. La introducción de cambios en el PVPC desde enero debería aportar estabilidad, aunque la renegociación de contratos en el mercado libre podría generar presiones al alza.
El apagón de abril marcó un punto de inflexión, obligando a aumentar el uso de centrales de gas y a eliminar algunas medidas fiscales que abarataban la electricidad, lo que explica parte de la subida interanual desde finales de 2024.
Para Ángel Talavera, economista jefe de Oxford Economics para Europa, la brecha de inflación con la zona euro es normal debido al mayor crecimiento de la economía española, que tiende a sobrecalentar precios. No obstante, el diferencial en la inflación subyacente (2,3% de media) es reducido y el factor principal es la electricidad, que con el tiempo debería equilibrarse. Aun así, mantener esta diferencia prolongadamente podría afectar la competitividad.
BBVA Research estima que la normalización de la inflación tardará, aunque las tasas continuarán moderándose gradualmente: 2,5% en 2026 y 2,2% en 2027, lo que favorecerá la recuperación del poder adquisitivo y el consumo privado, impulsado por el crecimiento de las rentas laborales y la recuperación salarial.
A corto plazo, la política monetaria no contribuirá a reducir la inflación española, ya que el BCE mantiene los tipos en el 2% para garantizar estabilidad, dado que en la zona euro la inflación sí está controlada. En cambio, la caída del precio del petróleo Brent, que ronda los 60 dólares por barril, la fuerte reducción del gas natural y el fortalecimiento del euro frente al dólar ayudan a contener los precios energéticos.
Uno de los efectos más visibles de esta inflación persistente será la revalorización de las pensiones, que se ajustará al 2,7% en 2026, tomando como referencia la inflación media de los doce meses entre noviembre de 2024 y diciembre de 2025.