(El País, 23-10-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Las previsiones de crecimiento para la economía española siguen mejorando. Este miércoles, Funcas ha elevado su estimación del crecimiento del PIB para este año al 2,9%, seis décimas más que en su pronóstico anterior. Esta revisión se debe, principalmente, a las recientes actualizaciones del Instituto Nacional de Estadística, que revisó al alza las cifras del PIB de 2024, generando un efecto arrastre positivo. No obstante, la entidad advierte que el crecimiento actual muestra señales de desequilibrio, ya que depende en exceso de la demanda interna, mientras que motores clave como el turismo, el impulso fiscal y la inmigración comienzan a perder fuerza.
Aunque España podría alcanzar un récord cercano a los 100 millones de turistas en 2025, Funcas señala que la contribución del turismo al PIB se ha reducido. En 2023 y 2024 aportó siete décimas al crecimiento, pero en el primer semestre de 2025 solo suma tres décimas, menos de la mitad. El consumo público también pierde tracción: su impacto ha pasado de siete a cuatro décimas en el mismo periodo.
La proyección de Funcas está en sintonía con la del FMI, ligeramente inferior a las de BBVA Research y el Consejo General de Economistas (ambas del 3%), pero más optimista que la del Gobierno. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, actualizó en septiembre el cuadro macroeconómico situando el crecimiento en 2,7% para 2025 y 2,2% para 2026.
Pese a este buen dato para 2025, las previsiones a medio plazo son más moderadas. Funcas anticipa una desaceleración del crecimiento, con un avance del 1,9% en 2026 y del 1,7% en 2027, lo que estaría ya cerca del crecimiento potencial de la economía española. En el plano laboral, se espera que el desempleo continúe bajando hasta el 9,2% en 2027, el nivel más bajo desde 2007, y que la inflación se estabilice en torno al 2%, el objetivo del BCE.
Uno de los nuevos factores de preocupación es el mercado de la vivienda. Aunque no cuantifican el impacto negativo de la crisis habitacional, Funcas advierte que la escasez de vivienda disponible complica la movilidad laboral entre territorios y podría frenar la llegada de inmigrantes, un pilar importante del crecimiento reciente. Su escenario base estima que la población activa extranjera crecerá en 875.000 personas entre 2025 y 2027, un 19% menos que en el trienio anterior (1.080.000).
A pesar de este frenazo, España continuará ganando población y podría superar los 50 millones de habitantes en la segunda mitad de 2026. Pero la falta de viviendas es un obstáculo importante. Según Funcas, en los últimos tres años se han creado medio millón de hogares nuevos, pero solo se han iniciado 300.000 viviendas. "Eso no es suficiente", afirmó Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de la entidad. Como aspecto positivo, se espera que la inversión en construcción aumente en los próximos años: un 4,1% en 2025, 4,4% en 2026 y 3% en 2027, lo que podría ayudar parcialmente a aliviar el déficit habitacional.
Torres también señaló dos desafíos adicionales: la baja inversión empresarial, que aún no ha recuperado los niveles previos a la pandemia, y un déficit público que corre el riesgo de estancarse. Subrayó que es fundamental reactivar la inversión privada si se quiere impulsar el consumo y la productividad en el futuro. En cuanto al déficit, el menor crecimiento del PIB y una recaudación tributaria más débil limitarán su reducción: se estima en un 2,8% para este año, con descensos muy leves en los siguientes (una décima menos en 2026 y otra en 2027). Esto haría que la deuda pública baje hasta el 97,5% del PIB en 2027, lejos del 103% actual, pero aún en niveles históricamente altos.
En el ámbito de las finanzas personales, llama la atención la alta tasa de ahorro de los hogares, que lleva varios años por encima del 11%. Funcas cree que este fenómeno podría deberse al encarecimiento de la vivienda, que obliga a muchas familias a ahorrar más. Sin embargo, no descarta que si mejora el contexto económico, parte de ese ahorro se destine al consumo, lo cual impulsaría el crecimiento del PIB.
Entre los riesgos a la baja, la fundación menciona dos grandes amenazas: un posible deterioro geopolítico, especialmente por la fragilidad de los acuerdos comerciales promovidos por EE. UU., y una corrección en los mercados financieros, que están en niveles muy elevados, en parte por el auge de la inteligencia artificial. Si finalmente no se cumplen las expectativas de bajadas de tipos por parte de la Reserva Federal, podría producirse un ajuste que afectaría a los mercados globales. España, advierte Funcas, no sería inmune a ese impacto.
Un efecto ya visible de esta nueva guerra comercial es el aumento de las importaciones procedentes de Asia. Aunque pueden ayudar a contener la inflación al tratarse en su mayoría de productos baratos, también elevan el déficit comercial. "La economía china, que ya es la segunda mayor del mundo, sufre una ralentización interna por la crisis de su burbuja crediticia. Con dificultades para exportar a EE. UU. por los aranceles, muchas empresas desvían sus productos hacia Europa", explica Torres.