(Cinco Días, 02-10-2024) | Mercantil, civil y administrativo

El Tesoro ha comenzado octubre con una nueva emisión de letras a seis y 12 meses, siguiendo la tendencia del mercado secundario, donde el bono español a 10 años ha llegado a ofrecer rendimientos inferiores a los de la deuda francesa a igual plazo. En esta ocasión, las rentabilidades han vuelto a disminuir. El organismo, dependiente del Ministerio de Economía, ha colocado 4.791,848 millones de euros en deuda a corto plazo, con los tipos más bajos desde finales de 2022. La cantidad captada se situó en el rango medio del objetivo, que oscilaba entre 4.500 y 5.500 millones. A pesar de que los rendimientos han bajado respecto a los máximos de hace un año, la confianza de los inversores en la deuda española sigue intacta. Apenas una semana después de registrar una demanda récord en la emisión sindicada a 12 años vinculada a la inflación, las órdenes de compra para esta nueva colocación alcanzaron los 8.493,275 millones.

La mayor parte de la emisión, unos 3.344 millones, correspondió a deuda a un año, con una rentabilidad que ha caído del 2,97% registrado en la subasta anterior al 2,598%, el nivel más bajo desde diciembre de 2022. Los restantes 1.447 millones se asignaron a las letras a seis meses, cuya rentabilidad marginal se situó en el 2,919%, por debajo del 3,242% de la subasta anterior, alcanzando el tipo más bajo desde febrero de 2023.

A diferencia de las subastas de septiembre, la demanda de los ahorradores ha vuelto a aumentar. En las letras a seis meses, las órdenes no competitivas llegaron a los 1.075,85 millones, superando los 854,22 millones del mes anterior y alcanzando la cifra más alta del año. Ante el temor de que las rentabilidades continúen descendiendo, los inversores están aprovechando la oportunidad de obtener rendimientos atractivos con poco riesgo. En el caso de la deuda a un año, la demanda por parte de los minoristas subió a 931,60 millones, comparado con los 695,25 millones de septiembre. "El interés de los ahorradores suele tener un componente estacional", explica Sofía Antón, directora de Auriga Bonos. En épocas de mayores gastos, como las vacaciones de verano o la Navidad, la demanda suele disminuir, pero una vez superados esos periodos, los ahorradores vuelven a invertir en deuda.

La moderación de la inflación y los indicios de debilidad económica en la eurozona refuerzan las expectativas de una reducción de tipos de interés. Aunque la presidenta del BCE advirtió que los precios podrían repuntar hacia final de año, el mercado apuesta con más de un 80% de probabilidad a que en la próxima reunión Lagarde anuncie una nueva rebaja de los tipos, la tercera consecutiva. La política monetaria más flexible de los bancos centrales ha revitalizado el mercado de renta fija. En septiembre, marcado por una reducción de 50 puntos básicos en EE. UU., la deuda global creció un 1,87%, sumando cinco meses consecutivos de subidas, algo que no se veía desde 2017.

Luis Artero, director de inversiones de JP Morgan Banca Privada en España, considera probable que el BCE vuelva a recortar los tipos en octubre. "Las cifras de inflación de septiembre confirman mucho de lo que ya sospechábamos. La desaceleración económica está provocando fuerzas desinflacionarias, con precios ligeramente más bajos mes a mes. La única preocupación sigue siendo la inflación en los servicios, que se mantiene alrededor del 4%", apunta. Según el experto, los comentarios recientes de varios miembros del BCE indican que la entidad está preparando al mercado para recortes más rápidos de lo esperado. "Aunque los mercados ya están anticipando este escenario, en JP Morgan Banca Privada creemos que podría haber una mayor convergencia entre las políticas de la Fed y el BCE", concluye. Este contexto se percibe como una oportunidad ideal para ampliar la duración de las carteras de deuda europea, es decir, para comprar bonos con vencimientos más largos.

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