(Cinco Días, 30-09-2024) | Mercantil, civil y administrativo
La crisis inflacionaria en España está llegando a su fin. Durante los últimos dos años, los precios han mostrado una tendencia a la moderación, aunque con algunas fluctuaciones debido a un efecto estadístico conocido como "efecto base". Este proceso de desaceleración parece estar culminando, y septiembre marca un momento clave en este sentido.
Por primera vez desde junio de 2023, el índice de precios al consumo (IPC) ha alcanzado el objetivo del Banco Central Europeo (BCE), lo que refuerza los argumentos para que se continúen reduciendo los tipos de interés, una medida fundamental para impulsar la economía y hacer más asequibles las hipotecas. En junio, esta situación duró solo un mes debido al llamado "efecto escalón" (en junio de 2022, la inflación se disparó por la crisis energética tras el inicio de la guerra en Ucrania, lo que generó un sesgo a la baja en la comparación). Aunque mantenerse por debajo del 2% no será fácil, la tendencia actual parece más estable.
En septiembre, los precios subieron un 1,5% en comparación con el mismo mes del año anterior, un nivel que no se veía desde marzo de 2021, antes del inicio de la escalada inflacionaria. Esta cifra es 0,8 puntos menor que la de agosto, lo que supone el mayor descenso en más de un año y el cuarto mes consecutivo de disminución. Detrás de este notable dato está la bajada de los precios de los carburantes, que han vuelto a niveles previos a la guerra gracias a la caída del precio del petróleo, así como la reducción de los costes de la electricidad y los alimentos. Además, el efecto base ha jugado a favor: en septiembre del año pasado, el IPC subió nueve décimas. Incluso la inflación subyacente, que excluye estos elementos más volátiles, también ha mostrado una mejoría, con una reducción de una décima, situándose en el 2,4%. En resumen, el fin de la crisis inflacionaria está cerca.
El dato preliminar publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) este viernes deja pocos puntos de incertidumbre, a la espera de más detalles en la revisión dentro de dos semanas. Los precios están finalmente bajando de manera real. La mejor prueba es el indicador mensual, que refleja lo sucedido en los últimos 31 días: el coste de la vida cayó un 0,6%, algo que no se veía desde antes del inicio de la escalada inflacionaria. En agosto los precios se mantuvieron estables, y en julio descendieron otro medio punto, lo que sugiere que la tendencia de reducción de precios se está consolidando.
Si se observa el dato mensual de la inflación subyacente, que elimina el sesgo generado por la fuerte bajada de los carburantes y la moderada reducción de la electricidad (favorecida por las primeras tormentas del otoño y el aumento de la producción eólica), la tendencia sigue siendo la misma, con una significativa caída de cuatro décimas. En agosto solo subió dos décimas, y en julio bajó tres. La tendencia alcista que predominó a principios de año, impulsada por el crecimiento del sector servicios ante la recuperación del poder adquisitivo, también parece estar quedando atrás.
En una estadística como la del IPC, que suele permitir múltiples interpretaciones según el indicador utilizado, en esta ocasión no hay margen para dudas: los precios están cayendo en España. Al igual que en el resto de la eurozona, el país parece estar dejando atrás los difíciles últimos tres años. Las proyecciones más recientes lo confirman: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que el próximo año la inflación se sitúe, de media, a solo una décima del objetivo del BCE.