(Expansión, 02-10-2014) | Mercantil, civil y administrativo
El Banco de España ha puesto en marcha la última gran medida anunciada por Pablo Hernández de Cos antes de concluir su mandato. Esta medida consiste en la imposición de un colchón de capital progresivo, aprovechando los elevados beneficios que está generando el sector bancario para prepararse ante posibles crisis futuras, siguiendo el ejemplo de otros países europeos como Francia, Bélgica y Alemania, que ya han implementado acciones similares en los últimos años.
Ayer, el supervisor aprobó la primera fase de esta medida, con la activación del llamado colchón anticíclico, que representará un 0,5% de los activos de riesgo. La banca española tendrá hasta el 1 de octubre de 2025 para conformar este fondo, momento en que será exigible oficialmente. En una segunda fase, prevista para un año después, el colchón anticíclico se elevará al 1%. Tras la activación, los bancos dispondrán de un año para cumplir con este requisito de capital adicional.
La medida requerirá que la banca española refuerce sus balances con un total aproximado de 7.500 millones de euros entre 2025 y 2026. En términos absolutos, CaixaBank será la entidad que deberá afrontar el mayor esfuerzo, con unos 1.700 millones de euros, según las estimaciones basadas en los activos de riesgo al cierre de 2023. Santander tendrá que acumular alrededor de 1.575 millones, mientras que BBVA y Sabadell deberán reservar 1.200 millones y 400 millones, respectivamente.
En mayo, el gobernador Hernández de Cos explicó que esta construcción gradual del colchón permitirá que el impacto en la economía y en el crédito bancario sea "nulo". Los bancos españoles podrán utilizar los beneficios generados en 2024, 2025 y 2026, así como el exceso de capital en sus balances, para cubrir estas provisiones. Para que esta medida sea efectiva, el capital extra deberá destinarse a respaldar la economía en caso de crisis financieras, en lugar de utilizarse para repartir dividendos a los accionistas. El objetivo final es que este recargo de capital pueda absorber pérdidas en caso de una recesión y así evitar que el sector bancario restrinja la concesión de créditos.