(Cinco Días, 08-09-2025) | Mercantil, civil y administrativo
El Instituto de Crédito Oficial (ICO), organismo adscrito al Ministerio de Economía, ha puesto en marcha este viernes una nueva línea de financiación destinada a pymes que encuentran más dificultades a la hora de acceder al crédito bancario. Estos problemas suelen concentrarse en compañías con altos niveles de deuda o con proyectos vinculados a activos intangibles, según explicaron fuentes del ICO en un encuentro con periodistas celebrado el jueves. La iniciativa arranca con un presupuesto inicial de 1.000 millones de euros y se denomina "digital" porque todo el proceso de solicitud y concesión se realizará de manera telemática.
El instituto advierte de que las entidades financieras son especialmente reticentes a conceder préstamos a empresas con endeudamiento medio o elevado. De las 650.000 compañías registradas, el ICO calcula que unas 250.000 tienen serias dificultades para obtener financiación, al contar con calificaciones crediticias más bajas y riesgos de impago que oscilan entre el 2% y el 6%. "Ahí es donde el ICO debe intervenir para reforzar la competitividad del tejido empresarial español", apuntan. La falta de financiación privada para estas firmas constituye, según remarcan, un problema estructural del mercado.
Uno de los mayores obstáculos para las empresas es la financiación de proyectos intangibles, cuyo retorno es incierto. El ICO puso un ejemplo: una compañía que quiera abrirse a un nuevo mercado internacional puede necesitar encargar un estudio de viabilidad. Esta inversión, al no garantizar beneficios, supone un riesgo elevado, pero sin este tipo de análisis las empresas españolas pierden capacidad de competir en el exterior.
Con los 1.000 millones de dotación inicial, el objetivo es llegar a unas 10.000 compañías, con una media de 100.000 euros por préstamo. Para ello, se ha diseñado un sistema completamente digital que permitirá realizar online todas las gestiones, desde la solicitud hasta la aprobación del crédito. Las empresas deberán presentar una memoria técnica del proyecto, tener auditadas las cuentas de los dos últimos ejercicios o disponer de un aval público, además de acreditar una antigüedad mínima de cuatro años. La línea está dirigida exclusivamente a sociedades mercantiles, no a autónomos. El ICO cruzará la información con datos de organismos como Hacienda, el Banco de España o la Seguridad Social, con el fin de simplificar y acelerar los trámites. A medio plazo, la meta es alcanzar los 50.000 clientes, sin restricción sectorial: se trata de una línea "transversal".
Los préstamos estarán referenciados al Euríbor más un diferencial del 1,75%, que podrá reducirse hasta el 0,75% si la empresa aporta avales. El ICO establece un límite de riesgo: si la pérdida esperada supera el 1%, el crédito será rechazado. La propia entidad calculará ese riesgo con modelos internos y con la información disponible de la empresa. "Todas las decisiones deben tener lógica económica y salvaguardar el dinero de los contribuyentes", subrayan.
No obstante, el ICO recuerda que también tiene la función de absorber parte del riesgo que el sector privado no asume, lo que, a su vez, incentiva la participación de capital privado. "El objetivo es llegar a segmentos de empresas donde la banca no llega, complementando la financiación, no sustituyéndola", explican.
La selección de beneficiarios estará determinada por dos factores: el tipo de interés que ofrezcan los bancos (que actúa como filtro inferior) y el nivel máximo de riesgo que el ICO esté dispuesto a asumir (el límite superior). La financiación tendrá plazos de amortización de entre cinco y diez años. Desde el instituto recalcan que este plan no responde a una crisis coyuntural como la de 2008, sino que se concibe como una política de Estado para corregir una carencia estructural del sistema financiero.