(El Economista, 17-09-2024) | Laboral
España ha conseguido reducir la tasa de desempleo juvenil y mejorar la calidad de los empleos de los jóvenes, lo que permite un leve optimismo, aunque nuestro país sigue teniendo el porcentaje de paro más elevado de la Unión Europea entre los menores de 25 años. Sin embargo, esta mejoría es insuficiente (o llega demasiado tarde) para revertir la disminución del peso del empleo juvenil en el mercado laboral. Desde que cayó del 11,7% en 2002 al 4,2% en 2014, solo ha repuntado al 5,9% en lo que va de 2024.
Este cambio se debe a varias razones, entre ellas el descenso de la natalidad, que ha acelerado el envejecimiento de la población, y el hecho de que los jóvenes han reducido la tasa de abandono escolar temprano, retrasando su entrada al mundo laboral. Estas circunstancias han afectado los fundamentos de la "cultura del relevo" en las políticas laborales, lo que ha obligado a replantearse aspectos como la sostenibilidad del sistema de pensiones y las políticas de inmigración.
La reducción del empleo juvenil no solo se explica por el aumento del número de trabajadores en otras franjas de edad, sino que, en términos absolutos, los ocupados menores de 24 años han disminuido drásticamente. En 2022, cuando representaban el 11,7% del total, eran 1,92 millones de trabajadores, según la Encuesta de Población Activa (EPA). En el segundo trimestre de 2005, se alcanzó el máximo histórico con 2,15 millones de jóvenes ocupados, aunque la tasa fue del 11%, ya que el empleo de otras edades también creció significativamente.
En 2024, con un récord de 21,7 millones de ocupados (un 28,2% más que en 2002 y un 11,6% más que en 2005), solo se contabilizaban 1,2 millones de trabajadores menores de 25 años. Esto representa una reducción del 34,3% y el 39,4% respecto a sus máximos históricos. Aun así, esta cifra es superior al mínimo de 707.100 jóvenes registrado en 2014, cuando la participación juvenil en el empleo era del 4,2%.
Comparando con ese momento en 2014, cuando el empleo total tocó fondo en la serie histórica, se observa que el empleo ha crecido en 4,7 millones (de 16,9 a 21,7 millones), pero el empleo juvenil solo ha sumado 590.000 efectivos, un 12% de este aumento.
Una de las razones clave de esta tendencia es la disminución de la fuerza laboral en este grupo de edad. En el segundo trimestre de 2024, los activos menores de 25 años, que incluyen tanto a los que tienen empleo como a quienes lo buscan activamente, sumaban 1,77 millones, lo que representa el 7,7% del total. Esta cifra es un 30% inferior a los 2,5 millones alcanzados antes de la crisis financiera, cuando representaban el 13%. Todo esto a pesar del aporte positivo de la inmigración en los últimos años, tanto de extranjeros que vienen a trabajar a España como de hijos de inmigrantes nacidos y criados aquí, que ahora se integran en el mercado laboral.
El impacto de la demografía se agrava por el elevado desempleo juvenil, con 470.000 desempleados menores de 25 años, lo que arroja una tasa de paro del 26,7%, más del doble de la tasa general. Aunque esta cifra es la más baja desde 2008, sigue siendo más de 6 puntos superior al mínimo histórico del 20% alcanzado en 2005, aunque muy lejos del 50% registrado durante la Gran Recesión.
En aquellos años, se argumentaba que la alta tasa de desempleo juvenil se debía a que los jóvenes trabajaban en sectores que requerían baja cualificación y generaban empleos más inestables, como la construcción. Muchos abandonaban sus estudios atraídos por los altos salarios del sector. Se preveía que esto cambiaría con un modelo productivo más avanzado y una mejora en la formación de los jóvenes.
Aunque la educación de los jóvenes ha mejorado, sus perspectivas laborales no han seguido el mismo ritmo. En lugar de trabajar en sectores de bajo valor añadido como la construcción, los jóvenes han migrado a otros, como la hostelería, que en 2024 concentra el 20,71% de los empleos juveniles, 10 puntos más que en 2008.
El crecimiento de la hostelería ha sido a expensas de sectores como la construcción, el comercio y la industria manufacturera, que han perdido peso en el empleo juvenil. Es destacable que, a pesar de concentrar más trabajadores jóvenes, bares y restaurantes son de los sectores que más denuncian la falta de mano de obra, lo que indica que la reducción de personal también se siente en estos empleos.