(Cinco Días, 30-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo

El endurecimiento arancelario impulsado por Donald Trump contra Europa y el giro hostil de su política exterior hacia un aliado histórico no han impedido que el euro cierre un ejercicio excepcional frente al dólar. La moneda única se ha apreciado cerca de un 14% frente al billete verde, su mejor comportamiento anual desde 2017 y a solo unas décimas de registrar el avance más intenso desde 2003. Este fortalecimiento responde tanto a factores externos -como los recortes de tipos de la Reserva Federal y la debilidad del dólar derivada de la desconfianza generada por Trump hacia los activos estadounidenses- como a elementos propios, entre los que destaca la expectativa de mayor crecimiento en la zona euro gracias al impulso fiscal anunciado por Alemania. El consenso del mercado apunta a que el euro continuará ganando terreno en 2026, superando los 1,20 dólares -nivel no visto desde 2021- y con opciones de acercarse a los 1,25. La divisa europea cerrará el año en torno a los 1,178 dólares, frente a los 1,0354 de finales de 2024, tras haber marcado en septiembre un máximo de 1,1867.

Las razones que respaldan un euro más fuerte se intensifican de cara a los próximos meses. Las políticas económicas aplicadas por Trump han alterado de forma profunda el mercado de divisas: el dólar se ha depreciado no solo frente al euro, sino frente a la mayoría de monedas. La corona sueca se ha revalorizado más de un 20% y el franco suizo cerca de un 15% frente a la divisa estadounidense. El inicio de la guerra comercial desde la Casa Blanca, especialmente dañino para una economía exportadora como la europea, marcó también el comienzo de una etapa de mayor recelo de los inversores hacia los activos denominados en dólares. El mercado ha interpretado el deseo de Trump de un dólar más débil y ha incorporado el riesgo de una economía estadounidense con mayor inflación y desequilibrios fiscales más acusados, tanto por el déficit como por la deuda.

Aunque el papel del dólar como principal moneda de reserva mundial no se ha visto cuestionado, sí se ha erosionado la idea del "excepcionalismo estadounidense", según la cual Estados Unidos -con sus bonos soberanos y su moneda- era el destino preferente e indiscutible para la inversión global. A ello se suma la presión constante de Trump para forzar bajadas de tipos, así como sus movimientos en torno al relevo de Jerome Powell y a la composición de la Reserva Federal, que han puesto en duda la independencia del banco central. Estos factores se añaden a los tres recortes de tipos realizados este año por la Fed y a la expectativa de nuevas bajadas en 2026, todos ellos elementos que pesan en contra del dólar.

"Políticas poco sostenibles y una elevada incertidumbre política pueden provocar nuevas salidas de capital de Estados Unidos. En este entorno, es menos probable que el dólar actúe como refugio en una recesión global. Además, los planes de la Administración Trump para restar atractivo a los activos de reserva en dólares suponen un riesgo adicional a la baja", señala Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM. De hecho, la evolución del euro desde el inicio del segundo mandato de Trump recuerda a la de su primera presidencia, cuando la moneda única llegó a cotizar en torno a 1,25 dólares, un nivel que ahora vuelve a estar sobre la mesa. Para los analistas, alcanzar los 1,30 dólares supondría cruzar una frontera clara y adentrarse en un auténtico mercado bajista para el dólar.

El avance del euro no se explica solo por las debilidades de la economía estadounidense y de su divisa, que han desviado flujos de inversión hacia Europa, sino también por las sorpresas positivas en el crecimiento europeo y, especialmente, por el estímulo fiscal previsto en Alemania. Las expectativas de mayor gasto público en Berlín han llegado a eclipsar el aumento de la prima de riesgo de Francia, afectada por el bloqueo político y la ausencia de medidas creíbles para contener el déficit. A ello se suma la posibilidad de un acuerdo de paz en Ucrania, que aportaría estabilidad económica e institucional a toda la zona euro y reforzaría aún más a la moneda común en 2026.

"A pesar de que la incertidumbre política en Francia sigue siendo un lastre, los datos macroeconómicos europeos han superado de forma reiterada las previsiones", afirma UBS. La entidad mantiene su previsión de que el euro avance hasta los 1,20 dólares en los próximos meses, apoyado por los estímulos fiscales en la región, y no descarta que alcance incluso los 1,26 dólares a finales de 2026. "La gestión estratégica de las divisas será cada vez más importante en un contexto de mayor volatilidad y con gobiernos y bancos centrales interviniendo activamente sobre rendimientos y deuda", añade Mark Haefele, director global de inversiones de UBS Wealth Management.

Bank of America también anticipa un euro por encima de los 1,20 dólares en 2026, en torno a 1,22 al cierre del año. Esta previsión es compatible con nuevas bajadas de tipos en la zona euro -al menos una adicional de 25 puntos básicos en marzo- y se apoya en la expectativa de convergencia del crecimiento entre Estados Unidos y la eurozona en la segunda mitad del año, así como en un aumento de las coberturas de divisa por parte de los gestores europeos. Con un dólar mayoritariamente a la baja, el efecto del tipo de cambio se vuelve determinante para los inversores en euros que quieran posicionarse en Wall Street o en deuda denominada en dólares. En 2025, por ejemplo, la subida del 17,8% del S&P 500 en dólares se reduce al 3,5% al convertirla a euros.

"Es poco probable que el dólar se recupere", sostiene Benoit Anne, responsable de análisis de mercados en MFS Investment Management. A su juicio, los diferenciales de tipos con el euro indican que el dólar sigue tácticamente sobrevalorado. Además, subraya que, aunque la economía estadounidense muestra solidez, la economía global también mantiene un buen tono. En Amundi, por su parte, mantienen una visión neutral sobre el dólar: no esperan un repunte significativo ni, por tanto, una apreciación adicional relevante del euro. La gestora prevé que el BCE recorte los tipos hasta en dos ocasiones durante la primera mitad de 2026 y advierte de que "los mercados están infravalorando los riesgos a la baja para el crecimiento europeo".

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