(El Economista, 08-05-2025) | Laboral

El coste medio de las indemnizaciones por despido o finalización de contrato se situó en 7.196,65 euros al cierre del cuarto trimestre de 2024, lo que supone una caída del 19,9% en comparación con el mismo periodo de 2021, justo antes de que se aprobara y entrara en vigor la reforma laboral. Sin embargo, esta bajada no ha sido uniforme en todos los sectores: en actividades con alta demanda de personal y sueldos bajos, como el comercio y la hostelería, dicho coste ha aumentado.

Si se comparan los datos con los del cuarto trimestre de 2019, antes del impacto de la pandemia, el descenso general es más moderado (un 6,6%), pero el aumento de las indemnizaciones en comercio y hostelería es mucho más notable: del 35,7% y 29%, respectivamente. Este comportamiento refleja que los efectos de la reforma laboral están condicionados por otros factores, como el incremento del salario mínimo, la inflación, los cambios en la fiscalidad o la escasez de mano de obra.

Las cifras de la Encuesta Trimestral de Costes Laborales (ETCL) muestran una evolución desigual que llega en un momento clave, en pleno debate sobre si las indemnizaciones por despido en España son adecuadas. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo considera que despedir es "demasiado barato", y los sindicatos han conseguido que el Comité Europeo de Derechos Sociales critique el límite actual de 33 días por año trabajado, por no considerarlo suficientemente compensatorio ni disuasorio. Sin embargo, el Tribunal Supremo no comparte esta interpretación, lo que sitúa al Gobierno ante la necesidad de modificar la legislación.

La estadística respalda la idea de que el coste medio de despedir se ha abaratado, en línea con los datos del Ministerio de Trabajo, aunque estos se publican con un año de desfase. Pero, ¿cómo se entiende que haya sectores en los que las indemnizaciones han aumentado?

Los datos de la ETCL son claros: el coste medio de despido en el cuarto trimestre de 2024 es el segundo más bajo para ese periodo desde que se inició la serie histórica en 2008, solo por encima del de 2022, primer año con la reforma en vigor. Aunque en 2023 hubo una ligera recuperación, sigue estando por debajo de los niveles previos a la reforma laboral de 2012, que redujo las indemnizaciones por despido improcedente de 45 a 33 días por año trabajado. Esto contrasta con el aumento de los costes salariales, que han subido un 12,7% desde 2021 y un 17,7% desde 2019, siendo estos salarios la base para calcular las indemnizaciones.

Otro factor que debería haber elevado el coste medio es la caída en la proporción de contratos temporales entre los empleos que se destruyen. Esto se debe a que los datos del INE no solo reflejan despidos, sino también finalizaciones de contratos temporales, cuya compensación es de 12 días por año. Así, en sectores que antes dependían mucho de contratos temporales, la generalización de contratos indefinidos ha encarecido el coste de prescindir de trabajadores. Sin embargo, algunos estudios advierten que, en la práctica, los nuevos indefinidos siguen siendo despedidos con rapidez, lo que reduce la antigüedad acumulada y, con ella, la cuantía de la indemnización. Aun así, el cambio en la composición del empleo hace que la media aumente.

También influyen los contratos fijos discontinuos. Aunque representan una parte menor del total, su rotación es más elevada: los trabajadores alternan periodos de trabajo e inactividad sin que se extinga su contrato, por lo que no reciben indemnización al cambiar de fase, salvo el pago de vacaciones pendientes.

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