(El Economista, 10-05-2024) | Fiscal

La transición hacia los coches eléctricos enfrenta desafíos inesperados. Aunque la demanda aumenta, no al ritmo esperado por la industria automotriz, lo que ha desencadenado una guerra de precios entre las empresas para atraer a nuevos consumidores, quienes priorizan más el costo al adquirir un vehículo eléctrico. Una adopción deficiente podría comprometer la transición energética, por lo que varios gobiernos han implementado ayudas para impulsar la compra de estos vehículos. Sin embargo, a medida que los coches eléctricos ganan terreno, los ingresos por impuestos sobre combustibles disminuyen, lo que podría generar un déficit en las finanzas de muchos países, especialmente en Europa.

En 2023, a nivel mundial, los coches eléctricos impidieron la recaudación de 11.140 millones de euros en impuestos sobre gasolina y diésel. Por otro lado, los ingresos por impuestos sobre vehículos eléctricos ascendieron a 1.860 millones de euros, lo que resultó en una pérdida de 9.280 millones de euros. Aunque estas cifras pueden parecer modestas a nivel global, con el crecimiento actual del mercado de coches eléctricos, estas pérdidas podrían alcanzar los 102.090 millones de euros en 2035 a nivel mundial.

Según el informe Global EV Outlook 2024 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Europa representa el 60% de estas pérdidas. Esto es notable, considerando que Europa tuvo una cuota de ventas de vehículos eléctricos significativamente menor que China el año pasado. China dominó el 60% de las ventas, mientras que Europa y Estados Unidos representaron el 25% y el 10%, respectivamente, del total mundial. Esta alta concentración es una debilidad del mercado de coches eléctricos.

La diferencia radica en que los impuestos a los combustibles en Europa son más altos que en China y Estados Unidos. Por ejemplo, el impuesto sobre la gasolina en Francia, Alemania e Italia es seis veces mayor que en China. Se prevé que las pérdidas en Europa alcancen los 64.960 millones de euros en 2035, en comparación con los 15.780 millones de euros en China y los 278 millones de euros en Estados Unidos. Las pérdidas menores en Estados Unidos se deben a que el país tiene una de las tasas impositivas más bajas sobre combustibles, solo superada por Rusia, Brasil e Indonesia, según el Departamento de Energía de EE. UU.

El aumento en el uso de coches eléctricos resulta en una disminución de los ingresos por combustibles, lo que obliga a los Estados a realizar una transición impositiva de los vehículos de combustión a los eléctricos. Esto podría contrarrestar los incentivos para adquirir estos modelos, poniendo en riesgo la transición verde.

Noruega, líder europeo en coches eléctricos, ha cambiado su estrategia debido a esta situación. Aunque anteriormente introdujo medidas para fomentar las ventas de coches eléctricos, como la eliminación del IVA en la compra, el país ha comenzado a revertir estas políticas. El gobierno noruego eliminó los beneficios fiscales para las empresas con vehículos eléctricos en su flota, con el objetivo de evitar la reducción de los ingresos fiscales.

En España, el uso de coches eléctricos aún no ha alcanzado un punto crítico. Aunque las ventas aumentaron un 73,4% en 2023, representan solo el 5,6% de las ventas totales. Por lo tanto, los esfuerzos se centran en impulsar su uso, como el Plan MOVES III, que proporciona ayudas para la compra de vehículos eléctricos.

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