(Expansión, 14-10-2025) | Mercantil, civil y administrativo
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido plantar cara. Frente a la creciente presión del lobby bancario en Bruselas, que busca una notable reducción de los requisitos de capital, la institución que dirige Christine Lagarde ha respondido con varios estudios que concluyen que "los niveles de capital no tienen un efecto estadísticamente significativo sobre la eficiencia de las ganancias".
Los autores de estos informes explican que su trabajo pretende contrarrestar los argumentos utilizados por el sector financiero y reconocen que "el análisis surge del debate político actual, en el que la industria bancaria suele afirmar que las elevadas exigencias de capital limitan su capacidad competitiva".
Sin embargo, el BCE desmiente esa idea: sus datos muestran que la eficiencia de las ganancias crece a medida que aumenta el capital, hasta alcanzar un punto óptimo cercano al 18%. Solo a partir de ese nivel tan alto, las nuevas exigencias de capital empezarían a tener un efecto negativo sobre la rentabilidad.
"Los requerimientos de capital actuales de la banca están claramente por debajo del nivel de capital CET1 que maximiza la eficiencia de las ganancias", sostienen los expertos del BCE, situándolo alrededor del 14%. Para calcular dicha eficiencia, el análisis compara el incremento de costes que las entidades deben asumir para generar una unidad adicional de negocio.
Mientras tanto, el sector bancario continúa su pulso con los reguladores, reclamando liberar unos 100.000 millones de euros en capital que, según la patronal europea, permitirían aumentar los préstamos hasta en cuatro billones de euros.
Las entidades no cuestionan los requisitos básicos de capital establecidos por las normas internacionales de Basilea, pero sí critican las exigencias adicionales -macroprudenciales y microprudenciales- impuestas por las autoridades europeas, que se aplican para prevenir riesgos derivados de burbujas económicas o de modelos de negocio demasiado arriesgados.
No obstante, el BCE también aborda este punto en su informe y asegura que "la falta de relación significativa se mantiene incluso cuando se desglosan los requisitos de capital entre los de tipo microprudencial y macroprudencial".
Para la autoridad monetaria, la alta solvencia de los bancos europeos es una fortaleza, no una desventaja. Aunque en los últimos años sus valoraciones bursátiles han sido inferiores a las de los grandes bancos estadounidenses, el BCE considera que esta diferencia no se debe a la regulación, sino que, por el contrario, las entidades europeas se han beneficiado de la solidez obtenida tras la crisis financiera global.
"Unos coeficientes de capital más elevados reducen tanto los costes de financiación como la volatilidad de las ganancias -indicador clave de la estabilidad financiera-, lo que demuestra que una regulación robusta refuerza la estabilidad y la competitividad a largo plazo del sistema bancario", concluye el informe.
El BCE se enfrenta actualmente a críticas por su enfoque supervisor, acusado por las entidades de depender en exceso de los recargos de capital como herramienta para abordar cualquier riesgo o deficiencia. Este debate se produce en el contexto de la iniciativa de la Comisión Europea para simplificar la normativa en todos los sectores económicos y en vísperas de la presentación, el próximo año, de un paquete de medidas de simplificación para la banca.