(Expansión, 04-07-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Algunos integrantes del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) manifiestan su preocupación por la posibilidad de que el débil aumento de los precios, causado en parte por la fortaleza del euro, se mantenga en el tiempo. La expresión "inflación por debajo del objetivo" se repite hasta 16 veces en las actas correspondientes a la reunión de política monetaria celebrada por el BCE el pasado 5 de junio, publicadas ayer.
Este énfasis revela un cambio significativo en las inquietudes del organismo que encabeza Christine Lagarde. Por primera vez, los responsables del BCE centraron más su atención en los riesgos de una inflación excesivamente baja que en los peligros de una subida excesiva. Tras años marcados por un aumento descontrolado de los precios y políticas monetarias restrictivas, la situación ha dado un giro. Sin embargo, el BCE continúa alerta y analiza con atención los nuevos desafíos.
Las actas recogen que "se anticipa que la inflación permanecerá por debajo del objetivo durante un período de 18 meses, lo que puede interpretarse como una debilidad prolongada a medio plazo", señalando un problema serio.
La estrategia del BCE obliga a intervenir con determinación tanto cuando la inflación se dispara como cuando cae demasiado. Según las últimas previsiones macroeconómicas de la entidad, se estima que el incremento promedio de los precios será del 1,6% en 2026, una cifra cuatro décimas por debajo del objetivo del 2% que garantiza la estabilidad de precios.
Algunos miembros del Consejo de Gobierno advirtieron que "el año 2026 será clave, ya que unas expectativas de inflación persistentemente por debajo del objetivo podrían influir en las negociaciones salariales, provocando efectos adversos de segunda ronda".
Desde la institución se señala que la fuerte reducción prevista en la inflación responde principalmente a dos factores externos muy volátiles: la apreciación del euro y la caída en los precios de la energía. Por ello, los sectores más estrictos del BCE, conocidos como halcones, insistieron en que "no debe exagerarse la caída de la inflación, ya que podría revertirse con rapidez y su impacto sería limitado".
El BCE también confía en que el aumento del gasto público, especialmente en el ámbito de la Defensa -una exigencia para los países miembros de la OTAN-, contribuya a dinamizar la economía y a impulsar de nuevo los precios. Advierten además sobre la importancia de no subestimar un posible repunte inflacionario, particularmente tras un periodo prolongado de inflación alta, y cuando las expectativas de empresas y hogares aún se sitúan por encima del objetivo.
No obstante, algunos funcionarios del BCE señalaron que "todavía no está claro cuándo se empezarán a percibir los efectos de esta expansión fiscal" y advirtieron que "la inflación subyacente podría debilitarse más si los movimientos actuales en los precios reducen las expectativas salariales".
El contexto inflacionario en Europa se ve especialmente afectado por la tensión comercial con Estados Unidos. El desempeño económico de la región en los próximos años dependerá, en gran medida, del tipo de acuerdo que se alcance con Donald Trump, del nivel de aranceles acordado y de si la Comisión Europea decide o no responder con medidas similares.