(Expansión, 26-03-2024) | Mercantil, civil y administrativo

El Banco Central Europeo (BCE) ha intensificado su labor de supervisión. Durante el año 2023, la institución con sede en Fráncfort llevó a cabo un total de 178 inspecciones in situ en las entidades bajo su vigilancia, lo que representa un incremento del 12,65% en comparación con las 158 realizadas el año anterior, según revela el Informe anual sobre la supervisión bancaria del BCE en 2023, presentado el pasado jueves.

Estas inspecciones constituyen una herramienta fundamental en la vigilancia de las entidades de gran tamaño por parte del banco central, siendo una de las principales fuentes para detectar deficiencias en el sector bancario.

Durante el año pasado, las inspecciones permitieron identificar 1.519 deficiencias entre los 113 bancos supervisados directamente por el BCE, lo que equivale a más del 27% de todas las irregularidades detectadas por la institución. En conjunto, sumando las deficiencias encontradas tanto a través de las inspecciones como por otros medios, el BCE detectó un total de 5.465 en 2023, alrededor de 400 menos que el año anterior.

Para ampliar el alcance de sus inspecciones y aumentar el número de campañas, el BCE implementó el año pasado lo que se conoce como el marco de tolerancia al riesgo.

"Dentro de este marco, los supervisores tienen la capacidad de ejercer flexibilidad en el desempeño de sus funciones. Esto implica que pueden concentrar sus esfuerzos de supervisión en áreas que consideren prioritarias, asignando menos relevancia a otras", explicó la institución.

A pesar del notable aumento en la plantilla en los últimos años, los supervisores no pueden abordar todos los aspectos de los 113 bancos bajo su supervisión directa. Para maximizar el número de inspecciones, se ha optado por centrarse en aspectos clave en cada caso.

Durante el año 2023, las inspecciones se enfocaron en áreas como el riesgo crediticio, los riesgos de tipo de interés y diferencial de crédito en la cartera de inversión, la agregación de datos y presentación de informes sobre riesgos, el proceso de evaluación de la adecuación del capital interno, el modelo de negocio y la rentabilidad.

Además, se llevaron a cabo inspecciones específicas relacionadas con las prioridades supervisoras, tales como la transformación digital, tecnología, ciberseguridad, así como el funcionamiento y eficacia del órgano de administración.

"Claudia Buch, presidenta del Consejo de Supervisión Bancaria del BCE, destacó que la regulación prudencial y las políticas supervisoras han contribuido a mantener una sólida posición de las entidades de la zona del euro, a pesar del entorno económico incierto".

Cada inspección in situ es dirigida por un responsable con un mandato específico y un objetivo aprobado por la Junta de Supervisión Bancaria del BCE, actualmente presidida por Buch. Estos equipos están integrados por inspectores experimentados procedentes tanto de las autoridades nacionales como del propio BCE, o una combinación de ambos.

La duración de estas misiones puede variar entre seis y 16 semanas, dependiendo de la complejidad del área supervisada. Una vez finalizadas, se elabora un informe detallando las deficiencias detectadas, el cual es enviado a los Equipos Conjuntos de Supervisión (JST), responsables de supervisar diariamente a cada entidad y garantizar la corrección de las deficiencias detectadas.

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