(El Economista, 18-11-2025) | Mercantil, civil y administrativo

La economía mundial avanza actualmente a un ritmo moderado en comparación con el de décadas anteriores, mientras la deuda pública continúa expandiéndose y las tensiones geopolíticas se multiplican en distintos puntos del planeta. Pese a este contexto, las bolsas se mantienen cerca de máximos históricos, una aparente desconexión entre la evolución económica real y el comportamiento de los mercados que ya ha sido señalada por organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Banco Central Europeo (BCE) se ha sumado a estas advertencias a través de su vicepresidente, Luis de Guindos, quien ha repasado los principales focos de riesgo para la zona euro, destacando especialmente la elevada valoración de numerosos activos y el peligro de una corrección abrupta. Según el banquero, existen tres vulnerabilidades claras y un factor adicional que, de activarse, podría transformar una crisis puntual en una de carácter sistémico.

En un discurso pronunciado este lunes, Guindos afirmó que, aunque la incertidumbre se ha moderado parcialmente en la segunda mitad del año, "sigue siendo un rasgo definitorio de nuestro tiempo". Aunque se ha evitado una gran guerra comercial, sus efectos colaterales han vuelto a poner de relieve importantes amenazas para la estabilidad financiera.

El vicepresidente del BCE subrayó que las condiciones financieras globales -con especial peso de lo que ocurre en Estados Unidos, donde la deuda federal sigue creciendo y los precios de los activos están en niveles históricamente elevados- pueden trasladar riesgos a la zona euro. A ello se suma la posibilidad de que crisis políticas en distintas regiones alteren el orden internacional, abriendo la puerta a una mayor fragmentación económica y regulatoria, mientras las tensiones geopolíticas persistentes aumentan la probabilidad de episodios adversos más frecuentes y de mayor magnitud.

No obstante, el punto que más preocupa al BCE es el fuerte encarecimiento de algunos activos financieros. Las subidas bursátiles tienden a impulsar el crecimiento económico gracias al conocido "efecto riqueza": hogares y empresas se sienten más solventes y tienden a aumentar el gasto y la inversión. Pero cuando esa dinámica se vuelve insostenible y acaba estallando, el impacto sobre la economía y el sistema financiero puede ser severo, como ocurrió en la crisis de 2007-2008.

En este sentido, Guindos señala que "la primera vulnerabilidad está en los mercados financieros, aún expuestos a correcciones bruscas y simultáneas en los precios de los activos". A su juicio, el renovado optimismo tras la recuperación de las bolsas desde los mínimos de abril ha elevado todavía más las valoraciones. Además, advierte que la creciente concentración del mercado en unas pocas grandes tecnológicas estadounidenses, junto con la interdependencia generada por sus modelos de negocio ligados a la inteligencia artificial, incrementa el riesgo de que cualquier perturbación en este sector tenga efectos amplificados.

La inteligencia artificial, de hecho, oscila entre ser presentada como una enorme oportunidad y ser vista como un foco de riesgo creciente. Las fuertes inversiones y las elevadas valoraciones en Wall Street han despertado temores de burbuja. Inversores reconocidos como Michael Burry -famoso por anticipar la crisis subprime- han advertido del peligro de una carrera descontrolada en torno a la IA. Incluso entidades como Deutsche Bank se plantean cubrirse frente a un posible desplome del sector, según informa el Financial Times.

El mecanismo que puede conducir a una burbuja es conocido: si los inversores inflan en exceso el precio de compañías de IA, incluso de aquellas sin ingresos sólidos, se genera una brecha entre valor real y valor percibido. Cuando las expectativas no se cumplen, se produce el estallido, con un desplome de las cotizaciones y pérdidas significativas para fondos, bancos e inversores particulares, tal y como ocurrió con la burbuja puntocom. La elevada exposición del sistema financiero amplifica el daño, reduciendo el crédito disponible y aumentando la aversión al riesgo, lo que desemboca en una contracción económica global.

"Inversores influyentes como Burry apuestan contra el sector tecnológico; declaraciones sorprendentes de ejecutivos -incluidos algunos de OpenAI o Nvidia-; titulares que mencionan la palabra burbuja... Todo ello evidencia que el entusiasmo en torno a la IA empieza a resquebrajarse", explica Enguerrand Artaz, gestor en La Financière de l'Échiquier. Además de Nvidia -actualmente la empresa con mayor capitalización del mundo-, otras firmas como Palantir y los grandes nombres de los llamados Siete Magníficos (Google, Amazon, Microsoft, Meta...) están también bajo el foco.

Al comparar la situación actual con la de hace 25 años, Artaz advierte de que, aunque las valoraciones no son tan extremas como durante la burbuja puntocom, la ausencia de una euforia irracional o de un boom desmedido de salidas a bolsa no elimina el riesgo. A ello se suma un aumento rápido del endeudamiento, incluso entre los actores más vulnerables del ecosistema de la IA, lo que agrava las alertas.

¿ESTAS BUSCANDO

ASESORÍA PERSONAL O EMPRESARIAL?

Realiza tu consulta online o ven a visitarnos