(Expansión, 17-07-2024) | Mercantil, civil y administrativo

El Banco Central Europeo (BCE) no se apresura. La autoridad monetaria se reúne mañana en Fráncfort en una nueva cumbre de política monetaria en la que todos prevén que no habrá una reducción de los tipos de interés. El precio del dinero permanecerá en el 4,25% establecido en junio.

Así lo han indicado los miembros del Consejo de Gobierno en sus declaraciones públicas. A pesar de que en las últimas semanas el optimismo respecto a la inflación ha mejorado considerablemente entre los representantes del BCE, la institución que preside Christine Lagarde ha asegurado que necesita aún más certeza antes de reducir nuevamente las tasas.

El banco central desea tomarse un tiempo antes de avanzar en la senda de la relajación monetaria y julio será la primera muestra de ello. A diferencia de cuando aumentó los tipos, que el organismo actuó de forma rápida y decidida, la persistente inflación doméstica -que aún ronda el 4%- ha llevado al BCE a diseñar una estrategia de relajación con pausas.

La solidez del mercado laboral y la incipiente recuperación económica de la zona euro son los elementos que permiten a la institución con sede en Fráncfort tomarse su tiempo para decidir si vuelve a bajar o no los tipos en el corto plazo. Como la economía se mantiene, el BCE puede esperar un par de meses para recopilar datos antes de actuar, e incluso Lagarde señaló en su entrevista con EXPANSIÓN y otros medios europeos que "la pausa podría ser de más de una reunión".

Sin embargo, eso parece cada vez menos probable. Los datos sobre negociaciones salariales, que se publicarán el 22 de agosto; los datos sobre productividad, que saldrán a la luz el 14 de ese mismo mes; y los datos sobre los costes laborales unitarios y los márgenes empresariales, que podrán consultarse desde el 6 de septiembre, serán los pilares sobre los que se basará el debate del Consejo de Gobierno cuando se reúna en septiembre. Hasta entonces, los miembros del BCE mantendrán la postura de decidir reunión a reunión sin dar una guía al mercado. Pero, aunque existe consenso en el Consejo de Gobierno del BCE respecto a la decisión de julio, lo cierto es que no todos los miembros necesitan que la inflación mejore para retomar los recortes de los tipos de interés. Algunos, como Pierre Wunsch, gobernador del Banco de Bélgica, sostienen que con mantener las actuales proyecciones respecto a la inflación sería suficiente para volver a reducir las tasas.

En las actas de la reunión de junio, diferentes miembros advertían que esperar a tener certezas sobre la inflación casi garantizaría llegar demasiado tarde. Por ello, aunque hasta la fecha hay un gran compromiso que se verá reflejado en un comunicado sin cambios en julio, se espera que a lo largo de agosto surjan voces que ofrezcan nuevas pistas.

Si la confianza dentro del Consejo de Gobierno crece lo suficiente como para que la bajada de tipos de interés de septiembre se convierta en consenso, se podría ver a miembros del Comité Ejecutivo como Philip Lane, economista jefe, o incluso a la propia Lagarde, salir a la palestra para ajustar su discurso antes de la reunión de septiembre.

Mientras tanto, los inversores esperan con mayor convicción que los banqueros centrales. Frente a la probabilidad casi nula de que se puedan recortar las tasas mañana, los futuros sobre los tipos de interés conceden una probabilidad superior al 70% a un movimiento tras el verano.

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