(El País, 12-06-2024) | Mercantil, civil y administrativo
El supervisor ha ajustado al alza su estimación de crecimiento para este año, incrementándola en cuatro décimas, principalmente debido al "efecto arrastre" del buen dato del primer trimestre, pero también ha elevado al 3% su previsión de inflación, tres décimas más. Se espera que el PIB crezca alrededor del 0,5% en el segundo trimestre, comparado con el 0,7% del primero.
Pablo Hernández de Cos, quien se despidió ayer de su mandato de seis años al frente del Banco de España pidiendo "ambición y grandes acuerdos políticos" para que España converja en renta per cápita con sus socios europeos, ya había anticipado semanas atrás que la institución revisaría al alza la previsión de crecimiento para este año. Esto se debió a que el dato del PIB del primer trimestre mostró un inesperado avance del 0,7%, frente al 0,3% de la zona euro y el 0,4% que pronosticaba el propio supervisor.
Este martes, el Banco de España ha concretado ese ajuste, revisando al alza por segundo trimestre consecutivo sus proyecciones para la economía española. En marzo, había aumentado la previsión de PIB para 2024 al 1,9%, tres décimas más que en diciembre. Ahora, la ha elevado en cuatro décimas, situándola en el 2,3%.
El Banco de España se alinea así con otros grandes organismos económicos nacionales e internacionales, que han ajustado al alza sus pronósticos sobre la economía española, situándolos por encima del 2% para este año. El FMI, por ejemplo, mejoró sus perspectivas para España el pasado 6 de junio, llevándolas al 2,4%. Estos pronósticos superan claramente el 2% estimado por el Gobierno, que afirma sentirse cómodo con esa previsión.
Gran parte de la mejora anunciada este martes por el supervisor para 2024 se explica por "el efecto arrastre positivo" del fuerte crecimiento registrado entre enero y marzo de este año, mayor al esperado, así como por los ajustes al alza realizados por el INE en las tasas de crecimiento de los últimos trimestres de 2023. De hecho, la institución advierte que las tasas de crecimiento estimadas para los próximos trimestres "no son muy diferentes de las contempladas en marzo, y se prevé que converjan paulatinamente hacia aquellas acordes con la capacidad de crecimiento potencial de la economía española".
Esto significa que, aunque la economía española es resiliente y crece con fuerza, podría no mantener el ritmo del primer trimestre, cuando el crecimiento fue impulsado principalmente por las exportaciones de servicios, especialmente turísticos. El Banco de España estima que el PIB crecerá un 0,5% intertrimestral entre abril y junio, lo que sigue siendo un ritmo de crecimiento "apreciable".
El principal motor de este avance será la demanda interna, gracias a la recuperación gradual del consumo de los hogares, que, según el supervisor, "mostrará un dinamismo creciente a futuro" impulsado por la mejora de las rentas reales debido al buen comportamiento del empleo, el aumento de los salarios, la moderación de los precios y una mayor confianza de las familias.
Sin embargo, este conjunto de factores no será suficiente para que el consumo per cápita recupere los niveles prepandemia, algo que, según el Banco de España, no ocurrirá hasta 2025. Además, el mercado laboral seguirá creando empleo, pero a un ritmo menor que en trimestres anteriores, lo que ralentizará la reducción de la tasa de paro, que, según las proyecciones de la institución, no bajará del 11% hasta 2026.
Por otro lado, esta moderación en el ritmo de creación de empleo permitirá "una cierta recuperación de la productividad", una de las grandes asignaturas pendientes de la economía española.
El supervisor confía también en que la inversión, que ha estado debilitada recientemente, se recupere gracias a la ejecución de los proyectos vinculados a los fondos europeos, que ganarán tracción este año y el próximo, así como al inicio de las bajadas de los tipos de interés. Aunque este proceso será más lento de lo previsto debido a la resistencia de la inflación a bajar, se espera "una cierta mejoría en las condiciones de financiación". Sin embargo, esta mejora será limitada y no impedirá que la inversión sea "el componente de la demanda que presente un menor crecimiento acumulado desde 2019". Actualmente, la inversión está 2,2 puntos porcentuales por debajo de sus niveles preCovid.
No obstante, no todo es positivo en el horizonte. Entre los principales riesgos para el crecimiento se encuentra "la incertidumbre respecto al grado de persistencia del considerable dinamismo que los servicios, especialmente los turísticos, han mantenido en España en los últimos trimestres".
A estos se añaden, además de los riesgos geopolíticos (como la guerra en Ucrania y Oriente Próximo, y las tensiones comerciales entre EE.UU. y China), los riesgos asociados a la reactivación de las reglas fiscales en la UE. Cumplir con la disciplina que nuevamente exige el bloque comunitario requerirá, en nuestro país, del diseño y ejecución de un plan de consolidación fiscal a medio plazo que permita una corrección más acusada del déficit público estructural que la contemplada en estas proyecciones. El supervisor lleva tiempo advirtiendo que el ajuste que necesita España para controlar déficit y deuda podría traducirse en una pérdida de dinamismo de la actividad económica.